La selección de Catar como sede del Mundial de 2022 fue sumamente polémica debido a diversos factores, además de los abusos en temas laborales, las altas temperaturas y los problemas de logística han causado resquemor entre los países miembro de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).

Pese a las acusaciones que aseguraban que la designación como sede mundialista de Catar se debió a actos de corrupción, el país busca aprovechar que todos los ojos del mundo estarán sobre él para lavar la imagen que se ha creado. 

Sin embargo, para lograrlo ha destinado una inversión de aproximadamente 300,000 millones de dólares entre la construcción de nuevos estadios, 20,000 habitaciones de hotel, una nueva línea del metro y más de  1,100 kilómetros de nuevas carreteras. 

De acuerdo con Giorgio Cafiero, director ejecutivo de la firma de consultoría de riesgos Gulf State Analytics, ser anfitrión de la Copa del Mundo le servirá a Catar para fortalecer su imagen, al tiempo que “ayudará a retratar al país como un estado del Golfo con visión de futuro, progresista y orientado al exterior que está comprometido a unir a diferentes tipos de personas”. 

Asimismo, el país asiático busca mostrar que es un impulsor de las energías alternativas más allá de ser uno de los principales productores de petróleo. Incluso ha vendido la idea de que la Copa del Mundo de este año es neutral en carbono, situación que ha sido cuestionada por investigadores independientes.  

En ese sentido, en la Copa Mundial de la FIFA 2022, Catar ha inyectado dinero en clubes de futbol como París Saint-Germain de Francia y el Sporting Braga de Portugal. Además, organizó el Gran Premio de Catar de la Fórmula 1 en 2021.

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Otros gigantes árabes siguen sus pasos 

Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos también han buscado incursionar con un golpe de autoridad en el mundo deportivo.

En 2023 la región albergará cuatro carreras de la F1, además, cada una de las naciones mencionadas cuenta con un equipo de futbol en la Premier League de Inglaterra.

 También está la organización del LIV Golf, inversiones crecientes en deportes electrónicos y eventos importantes de boxeo y artes marciales mixtas. 

En octubre, dos equipos de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés) jugaron un partido de pretemporada en el Medio Oriente, el primero de la liga estadounidense.

Dania Koleilat, académica de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford con sede en Dubái, aseguró que la riqueza con la que cuentan estos países respecto a su población les permite “invertir en la promoción de su imagen”, para lo cual los eventos deportivos son de gran ayuda.  

Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Catar están tratando activamente de extender sus marcas globales más allá de ser conocidos por la producción de combustibles fósiles. 

Algunos argumentan que están tratando de pasar por alto aspectos aún menos agradables, incluida la represión de los disidentes y la discriminación arraigada contra las mujeres y las minorías.

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Con información de Bloomberg