¿Un segundo mandato para Justin Trudeau, con cuatro años en el poder, o un cambio de rumbo con el conservador Andrew Scheer? Los canadienses votan este lunes para decidir quién formará su próximo gobierno, en unas legislativas rodeadas de suspenso.
Los primeros centros de votación abrieron en el este, pero en un país con seis husos horarios, los electores del oeste serán los últimos en votar.
Unos 27.4 millones de canadienses están llamados a elegir a sus 338 legisladores tras una tensa campaña electoral. Si los sondeos aciertan, los comicios deben poner fin a la mayoría absoluta de la que goza el primer ministro Trudeau desde su sorpresiva victoria en 2015.
Tras unos 40 días de campaña, los dos grandes partidos que se alternan en el poder desde 1867 terminan como empezaron: con igualdad en la intención de votos. Algo no visto en décadas, según expertos.
Los últimos sondeos dan a los liberales de Trudeau (centro) entre 31% y 34% de intención de voto y a los conservadores (derecha) entre 32% y 33%. Según las proyecciones, esas cifras no permitirán a ninguna de las principales formaciones superar la barrera de los 170 curules que garantizan una mayoría absoluta.
El domingo, con la voz ronca tras participar en decenas de mítines, Trudeau lanzó desde Vancouver una última plegaria por un segundo mandato: “Necesitamos un gobierno progresista fuerte que una a los canadienses y luche contra el cambio climático, no una oposición progresista”.
Factor juventud
En caso de un gobierno minoritario, el futuro primer ministro, liberal o conservador, deberá contar con el apoyo de partidos más pequeños para obtener una mayoría en la Cámara de los Comunes.
Serán clave entonces formaciones como el partido Nuevos Demócratas (NPD) de Jagmeet Singh, tercero en las encuestas (20%) y una de las revelaciones de esta elección, o los independentistas del Bloque de Quebec, liderados por Yves-François Blanchet.
Como último gran partido en competencia, los verdes de Elizabeth May han hecho pasar su mensaje de urgencia climática, aunque el tema medioambiental ha sido de por sí uno de los dominantes en los debates.
De 47 años, Trudeau ya no tiene la ventaja de la juventud -pues Scheer y Singh tienen 40 años- y de la novedad que le impulsaron al poder en 2015 ante el conservador Stephen Harper.
El dirigente liberal termina su mandato afectado, además, por varios escándalos. Su popularidad ha caído tras un caso de injerencia política en un procedimiento judicial, y por la publicación en plena campaña de fotos de él con la cara pintada de negro.
Suspenso total
A lo largo de la campaña, Trudeau ha defendido su gestión: economía sólida, legalización del cannabis, impuesto al carbono, acogida de miles de refugiados sirios, acuerdos de libre comercio firmados con Europa o Estados Unidos y México…
De su lado, Scheer ha prometido retomar el equilibrio presupuestario y reducir los impuestos con un objetivo simple: “devolver el dinero a los bolsillos de los canadienses”.
El joven conservador, padre de cinco niños y de formación católica, ha intentado también compensar su imagen un poco opaca con una serie de ataques contra Trudeau.
Pero tampoco ha escapado a su tanda de polémicas: por su hostilidad personal hacia el aborto, la revelación tardía de su doble nacionalidad canadiense y estadounidense, o sospechas de que ordenó una campaña para denigrar a su rival Maxime Bernier.
A pocas horas de tener los resultados de esta jornada electoral, el suspenso sigue siendo total. Aunque el sistema electoral canadiense prevé que un primer ministro pueda seguir en el poder si su partido pierda la mayoría -pero logra la confianza de la mayoría de la Cámara de los Comunes-, Scheer se ha manifestado contra tal perspectiva.
Así, el conservador ha acusado a Trudeau de negociar tras bastidores con el NPD para mantenerse en el poder aunque su partido pierda la mayoría en las urnas.