¿Los europeos utilizarán algún día el euro digital? Para tomar una decisión, el Banco Central Europeo (BCE) lanzó este lunes una consulta pública y una serie de tests.
La idea de una divisa electrónica emitida por el banco central se ha visto catapultada con la pandemia y el desarrollo de pagos en línea.
Monedero digital
El euro digital sería una especie de banco central electrónico, que conviviría con el dinero físico.
Particulares y empresas podrían almacenar estas divisas en un “monedero digital”. Se prevé que puedan depositar directamente esta moneda en el banco central, hasta ahora reservado a los bancos comerciales.
“Permitiría a todos efectuar pagos diarios rápida y fácilmente y en total seguridad”, explica el BCE en un reciente informe.
Sus promotores sostienen que las transacciones serían mucho más rápidas, incluso instantáneas, ya que prescindirán de la intermediarios bancarios, y estarían disponibles las 24 horas, los siete días de la semana.
Japón implementará el uso de su moneda digital en 2021.
Su mecanismo podría utilizar la tecnología blockchain (cadena de bloques) como las que utilizan las monedas virtuales como el bitcoin, pero sin la volatilidad de las criptomonedas.
Efecto de libra
El BCE quiere acompañar la explosión de los pagos pagos sin intermediarios (los bancos), que aumentó con la pandemia de COVID-19.
Incluso en Alemania, país donde el dinero en especie ha sido durante mucho tiempo el preferido, los consumidores han gastado en 2020 por primera vez más dinero con tarjeta.
El BCE teme que este entusiasmo favorezca a las monedas virtuales privadas o las divisas extranjeras.
En 2019, el proyecto de Facebook de crear una moneda virtual, libra, “precipitó la reflexión de los bancos centrales”, afirma a la AFP Frederik Ducrozet, experto de la agencia Pictet Wealth Management.
De hecho, países como China o Estados Unidos han empezado a reflexionar seriamente sobre la emisión de sus propias criptomonedas, arrastrando al BCE a su vez a organizar una respuesta.
Este euro digital sería también un nuevo canal para las políticas monetarias del banco central que tendría un acceso directo a los ciudadanos y podría, por tanto, mediante una tasa de remuneración, “estimular directamente el consumo de los hogares y la inversión de las empresas”, escribe el BCE.
Salvaguardas
El principal riesgo es la huida de los ahorradores hacia esta nueva forma de moneda, que permite evitar los gastos que genera una cuenta de ahorro clásica, lo que debilitaría a los bancos de la zona euro.
Un riesgo, si cabe, más serio “en periodo de crisis”, porque los ahorradores, desafiando al sistema bancario, podrían convertir sus cuentas corrientes, según el BCE.
Para evitarlo, el BCE propone limitar el número de euros digitales que cada cual podría poseer o intercambiar.
Asimismo, “¿cuál es grado de anonimato deseado? Tocamos tanto al respeto de la vida privada y a la lucha contra el blanqueo, que son objetivos igualmente legítimos de la sociedad.
“No corresponde a los bancos centrales decir cuál es el más importante. Por lo que es necesaria una discusión política”, señaló en una entrevista reciente Benoît Coeuré, antiguo miembro del directorio del BCE y director del polo de innovación tecnológica del Banco de Pagos Internacionales (BPI).
¿Pronto en la billetera?
La consulta, que pretende conocer lo que espera el público, el sector financiero y las instituciones, va a durar tres meses.
Se realizarán “tests” durante seis meses. Después, el BCE decidirá “hacia mediados de 2021” empezar a crear o no el euro digital.
Pero aunque lo haga, habrá que contar “entre 18 meses y tres o cuatro años” para que se concrete la iniciativa, según una fuente cercana al proyecto.