AstraZeneca comenzará los ensayos clínicos para probar la combinación de su potencial vacuna para el COVID-19 con la Sputnik V de Rusia, en busca de determinar si se puede aumentar la eficacia del producto de la farmacéutica británica, informó un fondo soberano de riqueza ruso.
Los ensayos comenzarán a finales de año y Rusia quiere producir la nueva vacuna de forma conjunta si se demuestra que es eficaz, dijo el fondo RDIF, que ha financiado la Sputnik V.
AstraZeneca informó que considera cómo evaluar las combinaciones de diferentes vacunas, y que pronto comenzará a explorar junto al Instituto Gamaleya de Rusia -que desarrolló la Sputnik V- si dos vacunas basadas en el virus del resfriado común podrían combinarse con éxito.
La compañía no dio más detalles. Sin embargo, su brazo ruso dijo que comenzaría a inscribir a personas mayores de 18 años para el ensayo.
La cooperación entre una de las empresas más valiosas que cotizan en bolsa en Gran Bretaña y el instituto de investigación ruso respaldado por el Estado, destaca la presión para desarrollar una vacuna eficaz para combatir la pandemia, que ha dejado más de 1.5 millones de muertos en el mundo.
La medida podría ser vista en Moscú como un esperado voto de confianza de un fabricante occidental a la Sputnik V.
Esto demuestra la fuerza de la tecnología de la Sputnik V y nuestra voluntad y deseo de asociarnos con otras vacunas para luchar juntos contra el COVID
dijo Kirill Dmitriev, responsable del fondo soberano de Rusia RDIF
Rusia ha afirmado que la Sputnik V tiene una eficacia del 92% en la protección de las personas contra COVID-19, según los resultados provisionales de los ensayos.
Algunos científicos occidentales han expresado su preocupación por la velocidad a la que ha trabajado Rusia, dando el visto bueno regulatorio y produciendo vacunas a gran escala antes de que se hayan completado las pruebas para verificar la seguridad y eficacia de la Sputnik V. Moscú señala que las críticas son infundadas.
Los datos publicados en una revista esta semana mostraron que la vacuna de AstraZeneca, que está desarrollando junto con la Universidad de Oxford, tiene una eficacia media del 70.4%, basada en un análisis combinado de datos provisionales de ensayos de fase avanzada.
Ambos proyectos utilizan adenovirus inofensivos como vehículos o vectores para llevar instrucciones genéticas al cuerpo que impulsen a las células a producir anticuerpos, un enfoque que se ha utilizado anteriormente en una vacuna contra el ébola.
Un desafío de este método es que el sistema inmunológico podría atacar al vector y neutralizar la segunda inyección de refuerzo que ahora es una característica importante de las principales candidatas a la vacuna COVID-19.
El uso de diferentes vectores virales para las dos inyecciones es un enfoque que han seguido los investigadores, incluido los del Instituto Gamaleya. Combinar vacunas de diferentes desarrolladores podría ser otra.