Argentina ha calmado los miedos de una quiebra catastrófica, después de haber ganado el apoyo de sus acreedores, lo que le permite intercambiar 99% de sus bonos involucrados en una reestructura de 65,000 millones de dólares de su deuda, un trato que podría sentar un precedente para futuras crisis soberanas.

Después de meses de tensas negociaciones, enmarcadas por la pandemia de coronavirus, los tenedores de bonos ofertaron 93.55% de los bonos elegibles para el intercambio, dijo Martín Guzmán, Ministro de Economía, en una conferencia de prensa el lunes.

“En días recientes hemos trabajado en las condiciones de una oferta que ha tenido gran aceptación por nuestros acreedores como resultado del proceso de diálogo en meses pasados”, dijo Guzmán.

Un acuerdo sólido es un gran triunfo para Argentina, la tercera economía más grande de Latinoamérica y un importante productor de grano, que busca escapar de la quiebra y revivir una economía que atraviesa su tercer año consecutivo de recesión, y que se podría contraer alrededor de 12.5% este año.

Reuters reportó el viernes, fecha límite para llegar a un acuerdo, que el gobierno confiaba tener un alto índice de apoyo entre sus acreedores para obtener un trato, luego de haber convencido a tres de sus principales grupos acreedores a inicios de este mes.

El residente Alberto Fernández, quien tomó posesión en diciembre, dijo que Argentina ha estado en un “laberinto” de deuda que ahora ha sido resuelto. Además, agradeció a aliados como el papa Francisco y el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Ahora hay otros retos, el primero de los cuales es reactivar el mercado doméstico”, dijo en un discurso en la Casa Rosada.

Guzmán dijo que ahora el país se enfocará en un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional para reemplazar un difunto programa por 57,000 millones acordado en 2018, así como atacar la deuda provisional entre varias reestructuras regionales.

El funcionario dijo que el gobierno planea enviar al congreso una propuesta presupuestaria para 2021 a mediados de septiembre, que incluirá un pronóstico de déficit fiscal primario de alrededor de 4.5%. Un nuevo acuerdo con el FMI es poco probable antes de marzo.

El 1% de los bonos que no cumplieron con el umbral de apoyo para una reestructura de acuerdo con la cláusula de acción colectiva (CAC) indican que hubo cierta oposición de bonos individuales, aunque Guzmán dijo a reporteros que esto no es un problema mayor y que será resuelto.

Los bonos reestructurados tienen CACs que significan que el gobierno necesita cierto nivel de apoyo para reestructurarlos. Los bonos emitidos antes de 2005 necesitan un apoyo combinado del 85%, con dos terceras partes de apoyo para cada serie individual.

El apoyo y la poca oposición contrasta con la reestructura de la deuda argentina en 2005, que vio cerca de 25% de oposición al acuerdo, lo que llevó a una década de batallas legales.

Eduardo Levy Yeyati, un economista en la Universidad Torcuato Di Tella, dijo que el buen resultado destaca la importancia del rol de las CACs, similar a lo que ha pasado con otra reciente reestructura exitosa en Ecuador.

“Una vez que el gobierno hizo una oferta realista y aceptable a los acreedores, los CACs provocaron que el resto aceptara la idea, disuadiendo resistencia y evitando costosos litigios”, dijo.

“Ahora tenemos cuatro años hacia adelante para implementar las políticas que hagan de este intercambio una solución sustentable”.