África está en la mira de las ambiciones económicas de Rusia
África está en la mira de las ambiciones económicas de Rusia

África está en la mira de las ambiciones económicas de Rusia

El sector nuclear y el petrolero, pasando por los diamantes y las armas, son parte de las ambiciones económicas de Rusia en África, pero debe compensar un retraso de 30 años en un terreno ocupado por chinos y occidentales.

Tras el largo periodo de declive tras la caída de la URSS, el Kremlin apuesta por la expansión internacional y el 23 y 24 de octubre celebra su primera “cumbre Rusia-África”, acompañada por un gran foro económico.

Tras cinco años de sanciones occidentales, Rusia busca nuevos socios y mercados para estimular su crecimiento económico, bastante átono.

Su presencia en África es considerada muy pequeña, pero es comparable a la de Turquía, otro país en plena expansión en el continente.

Sus intercambios con los países africanos sumaban en 2018 unos 20,000 millones de dólares, menos de la mitad que Francia y una décima parte de la de China, aunque la tendencia es dinámica. 

Las exportaciones rusas hacia África se han duplicado en tres años y constituyen 4% del total de sus ventas al exterior, contra apenas 1% hace cinco años.

Entre armas y cereales

Por una vez, los primeros productos rusos exportados no son hidrocarburos o minerales, sino cereales y armas: África representa 15% de las ventas militares de Rusia, segundo exportador mundial de armamento.

Al mismo tiempo, Rusia está ocupando un lugar importante en el negocio del petróleo en Ghana o en Nigeria y también se ha instalado en el sector del diamante en Angola, además de avanzar peones en el mercado del níquel.

“Rusia tiene una ventaja competitiva, pues sus competencias en armas y en hidrocarburos son mejores que las de China”, destacó Charles Robertson, economista principal de Renaissance Capital.

Según él, Moscú no llega tan tarde. “África seguirá creciendo, su crecimiento va a ser el más rápido del mundo hasta 2030. El pastel sigue creciendo”.

De momento, los intercambios están desigualmente repartidos pues 80% están destinados al norte de África, especialmente Argelia y Egipto.

Fue precisamente en Argel donde el presidente Vladimir Putin había lanzado la reconquista del continente en 2006, al proponer perdonar la deuda a cambio de un gigantesco contrato de armamento. Desde entonces, Argelia representa 80% de las ventas de armas rusas en África.

En Egipto, con la llegada al poder de Abdel Fattah al Sisi en 2013, Putin ha vuelto a encontrar al estratégico aliado que fuera este país en tiempos de la Unión Soviética.

Entre El Cairo y Moscú hay contratos de armamentos y en el sector nuclear. Además, Egipto es el primer importador mundial de cereales y su suministrador principal es Rusia.

Seguridad a cambio de ventajas

En 2017-2018, Rusia firmó una multitud de acuerdos de ventas de armas con una serie de Estados africanos, basados en asociaciones del tipo “seguridad a cambio de ventajas económicas”, según destaca una nota de Arnaud Kalika del Instituto francés de relaciones internacionales (Ifri).

La idea es ofrecer medios para garantizar el orden, a cambio de contratos económicos. 

Estos contratos se producen en medio del “hartazgo de algunos actores públicos africanos ante China”, debido a las relaciones de dependencia que se generan con el gigante asiático.

No obstante, el Kremlin carece actualmente de una estrategia continental y parece más bien aprovechar oportunidades de forma puntual, a diferencia de Turquía, que ha lanzado una gran operación de seducción destinada a los países africanos.

Rusia, además de sus vuelos chárter turísticos, no tiene vuelos directos regulares con Egipto, Etiopía y Marruecos. En cambio, Turquía sí tiene medio centenar de destinos directos con ciudades africanas.

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