En medio de la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 y del confinamiento para evitar su propagación, los venezolanos se enfrentan al severo incremento de los precios en productos de la canasta básica. 

Después de alcanzar una inflación de más de un millón y medio por ciento en 2018, el gobierno de Nicolás Maduro consiguió mantener la variación de precios por debajo de 30% en febrero y marzo gracias a una parcial apertura económica sin estrictas regulaciones al sector privado, sin embargo, el logro se desvanece durante la cuarentena.

Comerciantes, intermediarios y compradores aseguran que los precios de varios alimentos se duplicaron en pocas semanas. En Petare, el barrio más grande de Caracas, el costo de un combo que incluye ocho artículos básicos subieron 109% desde que comenzó la cuarentena a mediados de marzo, según un informe del Congreso opositor, que calcula el índice de precios desde 2017 por el atraso en las cifras oficiales.

El encarecimiento de la comida se acentúa en ciudades fronterizas como Maracaibo. Testigos de Reuters confirmaron que en abril un cartón con 24 huevos pasó a costar el doble, en una nación que necesita mantener por debajo de 50% la tasa de inflación mensual para salir de la voraz hiperinflación que comenzó a finales de 2017.

El costo del pollo a domicilio aumentó 143% y de la carne 50% en dos semanas, de acuerdo al seguimiento de un centro de estudios económicos privado, Cedice. Esas ventas se pactan sin control del gobierno.

La consultora local Síntesis Financiera calculó en 41% la inflación de abril. Su directora, Tamara Herrera, dijo que “en mayo la inflación puede ser mayor por los desajustes en la cadena de suministro tras la regulación de precios, la escasez de gasolina, además del efecto rezagado de la subida del dólar”.

La crisis petrolera global, además de las sanciones que impuso Estados Unidos a Venezuela, redujeron los ingresos del gobierno y retrasaron las importaciones de gasolina; así el suministro irregular ha afectado la movilización de las mercancías en las carreteras y los precios de los productos.

Transportistas de quesos o verduras han optado por pagar a un dólar cada litro de gasolina a revendedores en Caracas y entre 3 y 5 dólares en grandes ciudades al occidente, donde se cosecha y procesa la mayor parte de los alimentos, según testigos de Reuters.

El torbellino de precios altos y escasez provocó protestas y saqueos en varias poblaciones pequeñas del oriente del país. En respuesta, las autoridades volvieron a fijar precios de 27 productos básicos a fines de abril, aunque industriales consideran que la medida profundizará las fallas de abastecimiento de alimentos. 

Siete días más tarde, industriales y autoservicios subieron precios para protegerse de la hiperinflación, dijeron cuatro fuentes consultadas. En Petare la cesta de productos aumentó 12% en la última semana de abril. Tras los ajustes de la tasa cambiaria, el gobierno volvió a revisar los precios regulados, que aún están por debajo de lo que marcan los paquetes en los comercios de varias ciudades.

“Yo tengo un abasto pequeño y ya casi no me da la base para seguir operando”, dijo Gerardo Ávila, un pequeño comerciante en Maracaibo, al noroeste del país. Los productos llegan cada vez más caros y la clientela no tiene margen para comprarlos como antes. “Además, la gasolina ahora es un costo extra”, apuntó.