La inflación no ha dado tregua a los consumidores ni a Banco de México pese al golpe que ha tenido la economía en los últimos meses, algo que representa un obstáculo para que el banco central siga apoyando a la economía, y que a su vez puede volverse en su contra.
En julio, la inflación general subió a una tasa anual de 3.62%, mientras que la subyacente, es decir, la que elimina los precios más volátiles, creció 3.85%, su mayor alza desde abril de 2019. El objetivo de Banxico es de 3% con un rango de variabilidad de +/- 1%.
Los precios al consumidor no han cedido pese a la baja que ha tenido la actividad económica, debido a la pandemia del COVID-19, algo que demuestra que la holgura de la economía o la brecha del producto (la diferencia entre el PIB observado y el PIB potencial) no ha influido para reducir la inflación.
La persistencia de la inflación subyacente deriva de dos factores, uno es que presenta resistencias a la baja en el ciclo económico por la rigidez de precios de algunos sectores económicos con baja competencia, y el segundo se debe a la corrección estructural del tipo de cambio, que suele acompañar a todas las crisis económicas de México, de acuerdo con Alfredo Coutiño, director general de Moody’s Analytics para América Latina.
“Si la ampliación de la brecha fuera un factor importante para bajar la inflación estructural (subyacente) ya debería haber bajado y la realidad inflacionaria muestra que la brecha no está generando esa caída en la inflación, porque la brecha está mal calculada y en realidad no existe esa holgura”, dijo Coutiño.
Cuando la economía cae, también cae el Producto potencial (el PIB consistente con una inflación estable), porque hay una destrucción de la capacidad productiva y cuando la economía cae, no necesariamente se amplia la brecha del Producto, porque éste también baja, se cae el PIB observado y también el potencial, de tal manera que la brecha del Producto puede no ampliarse.
Adicionalmente, aunque el peso mexicano se ha recuperado ante el dólar, en lo que va del año aún acumula una pérdida de 15.45%, lo que afecta a las empresas mexicanas, que aunque produzcan bienes para consumo nacional, requieren de insumos importados.
La magnitud de la contracción en la actividad económica y en la demanda pesa negativamente en los precios; sin embargo, ante los efectos de la depreciación del tipo de cambio y de la interrupción en la proveeduría de bienes y servicios, entre otros, la inflación subyacente se ha resistido a bajar, incluso algunos de sus componentes se han presionado al alza
indicaron economistas de Ve por Más.
En este escenario, aunque ya se espera que el jueves 13 de agosto, Banxico recorte en 50 puntos base su tasa de interés, se puede espera que el tono del comunicado sea más reestrictivo, o que deje entrever que pondrá una pausa a los recortes de la tasa.
La inflación estructural o subyacente no ha caído ni creo que vaya a caer en el resto del año, porque está mostrando una tendencia al alza, se está acercando a 4%, que es lo que la realidad inflacionaria de país indica, la inflación estructural es mas parecida a 4% que a 3%
dijo Coutiño.
Entre febrero de 2017 y marzo de 2018 la inflación subyacente tuvo aumentos cada mes por arriba de 4% y desde entonces, no ha podido perforar el nivel de 3.5%.
En este contexto, si no necesariamente la inflación subyacente cede cuando la economía cae, se puede esperar que, al avanzar la recuperación esto no genere presiones inflacionarias, sin embargo, la política monetaria expansiva que ha implementado Banxico para apoyar a la economía sí podría causar presiones, ya que el exceso de liquidez se acomodará en precios o importaciones, por lo tanto, la inflación se va acelerar.
Si la realidad mexicana ha mostrado por décadas que la verdadera inflación es de 4 y no de 3%, lo que hay que aceptar es esa idea (…) Y eso nos lleva a la implicación para un mandato dual de Banxico, ‘deja que la inflación sea de 4% y reparte el uso de la artillería monetaria entre mantener una inflación cercana a 4%, pero al mismo tiempo ayuda a la economía a mantener un crecimiento más constante’
comentó Alfredo Coutiño.
Hasta ahora, Banxico ha implementado facilidades para garantizar la liquidez en el sistema financiero así como medidas que buscan que los bancos aceleren los créditos a las mipymes y personas físicas afectadas por la pandemia, que ya suman 800,000 millones de pesos, equivalente a 3.5% del PIB, esto ante una política fiscal limitada para hacerle frente a la crisis.
“La discusión dentro de la Junta de Gobierno encaminada al comunicado del jueves será álgida, sobre todo, porque parece evidente el pass through (traspaso) de la depreciación cambiaria”, comentaron economistas de SIF ICAP.