El precio del petróleo estadounidense cayó por décimosegunda sesión consecutiva y llegó a mínimos de un año, luego de que el presidente de ese país, Donald Trump, presionó a la OPEP para no recortar el suministro e impulsar el mercado, mientras el organismo advirtió que en 2019 podría darse un superávit ante una desaceleración en la economía mundial y un crecimiento fuerte en la producción de sus rivales.

El WTI cerró con una pérdida de 7.1%, a 55.69 dólares por barril, su mayor desplome porcentual diario desde diciembre de 2015. El contrato ha bajado 28% desde el máximo tocado en octubre.

Mientras que el Brent cayó 6.63%, a 65.47 dólares por barril, su mayor baja diaria desde julio. El contrato ha perdido 25% desde el máximo de cuatro años alcanzado a comienzos de octubre. Actualmente cotiza en niveles que no se veían desde marzo.

“La fuerte producción en Estados Unidos, junto al aumento de los barriles procedentes de Arabia Saudita y Rusia, está empezando a afectar a los equilibrios del mercado petróleo”, dijeron analistas de Bank of America Merrill Lynch en una nota a sus clientes, agregando que “los inventarios de crudo están empezando a subir de nuevo”.

Trump ha dejado claro que quiere que los precios del crudo desciendan. “Ojalá Arabia Saudita y la OPEP no recorten la producción de petróleo. Los precios del crudo deberían estar mucho más bajos en base a la oferta”, sostuvo el mandatario el lunes en una publicación en Twitter.

Esto provocó una fuerte caída el lunes y la liquidación continuaba el martes. “Ciertamente, este tuit no ayudó a los precios”, señaló Warren Patterson, estratega de materias primas de ING.

Inquieta ante la caída de los precios y un aumento de la oferta, la OPEP está hablando nuevamente de reducir la producción luego de incrementarla durante meses. Un cambio así empeoraría las relaciones con Trump.

Junto a Rusia y a otros productores fuera de la OPEP, el cartel acordó en junio elevar el suministro tras presiones de Trump para reducir los precios, deshaciendo parcialmente recortes de producción que comenzaron en enero de 2017.

El bombeo en los yacimientos de esquisto estadounidenses durante la última década ha impulsado la producción petrolera en ese país hasta máximos históricos este año. La extracción de crudo está situada ahora en los 11.6 millones de barriles por día (bpd), ayudando a que Estados Unidos sea autosuficiente a nivel energético.

El mayor exportador mundial, Arabia Saudita, ve con alarma cómo el suministro empieza a superar al consumo, provocando temores a una repetición de la sobreabundancia que provocó el desplome de los precios en 2014. El ministro de Energía saudí, Khalid al-Falih, defendió el lunes reducir el suministro de crudo el próximo año en torno a 1 millón de bpd.

Con información de Reuters

 

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