Pemex, la otrora joya de la corona de los ingresos públicos o la también llamada ‘gallina de los huevos de oro’, se ha convertido en una de las empresas más vigiladas por analistas e inversionistas. Una débil posición financiera y el declive de la producción de crudo y petrolíferos tienen a la petrolera en el ojo del huracán.
En este contexto, mientras que la oficina de la Presidencia gastó 99.1% más de lo planeado en 2018, dado que se le asignaron mayores recursos para las actividades de seguridad y logística del presidente, Pemex gastó 15,262 millones de pesos menos o 3% menos a lo previsto por un menor gasto en proyectos de infraestructura y mantenimiento, aunque también tuvo menores erogaciones en pensiones y servicios personales.
El informe de finanzas públicas del ultimo trimestre de 2018 indica que el gasto de la petrolera sumó 376,684 millones de pesos el año pasado, frente a los 391,946 millones de pesos planeados.
“La gallina de los huevos de oro se secó”, dijo el presidente Enrique Peña Nieto en 2017 al hablar sobre el aumento en los precios de las gasolinas y el diésel que generó una ola de malestar social, plantones y saqueos en varios estados del país.
Las finanzas, la inversión y la producción de petróleo crudo de la petrolera mexicana están en la mira luego de que la agencia Fitch le recortó la calificación crediticia.
Las transferencias de Pemex al gobierno son altas en relación con la generación de flujo de efectivo de la empresa; durante los últimos cinco años las transferencias promediaron el 45% de las ventas, o más del 80% del EBITDA ajustado. “Como resultado, el balance de la compañía se ha debilitado constantemente, con un aumento significativo de la deuda y el patrimonio negativo desde fines de 2009”, dijo Fitch.
De enero a septiembre de 2018 el pago de impuestos de Pemex sumó 331,233 millones de pesos desde los 285,818 del mismo lapso de 2017, mientras que los pagos de préstamos fueron por 577,682 millones y 91,886 millones de pesos por intereses.
En tanto, en el mismo periodo, la petrolera ejerció 150,000 millones de pesos en actividades de inversión.
La calificación ‘BBB-’ que asignó Fitch indica que las expectativas de riesgo de incumplimiento de pago son bajas; la capacidad para el pago de los compromisos financieros se considera adecuado, pero los negocios o las condiciones económicas son más propensas a perjudicar esta capacidad.
Los inversionistas al no ver el cómo o un plan ligado a volumen de mediano/largo plazo de extracción de hidrocarburos, entran en incertidumbre y esto da pie a que no sea atractivo prestar a la empresa
dijo Ramsés Pech, consultor de Caraiva y Asociados.
Al cierre del 2018, la petrolera produjo 1.83 millones de barriles diarios (mbd), lejos de los 3.38 (mbd) del 2004.
Pech dijo que para aumentar la base de producción en 30%, Pemex requiere un incremento de la inversión entre 30% a 40% anual. Por lo que Pemex Exploración y Producción deberá incrementar para 2024 su presupuesto a entre 500,000 millones de pesos y 600,000 millones de pesos y mantener esa cantidad cuando menos los próximos cinco años para sostener la producción.
Para 2024 Pemex tiene una meta de producción de 2.48 millones de barriles diarios.
“El anuncio hecho por Fitch regresa a Pemex al centro de las preocupaciones sobre el crecimiento y estabilidad de nuestra economía. De acuerdo con las cifras preliminares del PIB para el cuarto trimestre de 2018 es notorio el impacto negativo impuesto por las actividades secundarias, especialmente por las de giro energético, que lleva varios años de desempeño negativo”, escribieron en un reporte economistas de Monex.
El Producto Interno Bruto creció (PIB) 1.8% en el cuarto trimestre contra el mismo periodo del año anterior, una desaceleración respecto a los dos trimestres previos, mientras que el sector industrial tuvo un retroceso de 0.6% anual.
Por lo pronto, la Secretaría de Hacienda dijo el jueves que el gobierno federal analiza más opciones para apoyar a la petrolera, luego de que los estímulos fiscales que anunció a inicios de la semana para Pemex fueron considerados insuficientes por el consenso del mercado, que espera una inyección de capital.