El panorama hacia delante de la economía mexicana luce complicado y un poco alejada de la meta de crecimiento que marcó el gobierno federal para el cierre de este año.
Y la segunda mitad del 2022 no ‘pinta’ bien para la actividad económica por dos grandes factores: la factura que cobra la elevada inflación a las familias mexicanas y la fase recesiva de Estados Unidos.
Prueba de ello, son los datos del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), el cual reportaría en julio un aumento de 1.5% respecto al mismo mes del 2021, lo que sería menor al 2.1% presentado en junio del año en curso.
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Mientras en el acumulado de los primeros siete meses del 2022, el aumento anual del IOAE sería de 1.6%, tasa que se ubica por debajo del objetivo de 2.4% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional para el cierre del año de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Poco optimismo
La estimación de 2.4% del PIB, que se utiliza para las proyecciones de finanzas públicas, se alinea con la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque el mercado no es tan optimista.
El consenso de panelistas de FocusEconomics prevé un incremento del PIB de 1.9%, con proyecciones que van desde 0.9% (Invex) hasta 2.5 % (Torino Capital).
Para alcanzar la meta de 2.4% de Hacienda, el IOAE, que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), tendría que crecer 3.2% en lo que resta del año, situación que se visualiza complicada por el contexto económico actual.
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Sin catalizadores en el corto plazo
Monex asegura que el dato del IOAE cristaliza el panorama de incertidumbre que prevalece sobre la economía, pues de momento no hay catalizadores visibles que permitan anticipar algo distinto en el corto plazo.
Los efectos de la política monetaria restrictiva dominarán al cierre de año, lo que mantiene sobre la mesa la probabilidad de observar un escenario de contracciones o estancamientos consecutivos
señala el grupo financiero.
Además, prevé que a partir de los resultados recientes es probable que el PIB tenga una contracción en el tercer trimestre, considerando también que el potencial para retomar la vitalidad al cierre del 2022 es limitado.
Riesgos latentes
De lado de las actividades terciarias, que apenas crecerían 0.8% anual en los primeros siete meses del 2022, el principal problema es la inflación que en julio se ubicó en 8.15% anual, el mayor nivel en más de 21 años.
El efecto de la inflación, que resta directamente poder adquisitivo a las familias mexicanas, también ocasiona un impacto que merma la demanda: alza en la tasa de política monetaria del Banco de México (8.50%), que inhibe el financiamiento al consumo.
Para el sector secundario, con un posible incremento de 3.0% en el periodo de análisis, los riesgos, ante la continuación de disrupciones en las cadenas de suministros, provienen de Estados Unidos.
El PIB del país vecino del norte, que es el principal importador de la industria mexicana, registró en una primera estimación una caída de 0.9% a tasa anualizada, con ajuste estacionario, en el segundo trimestre del 2022, la segunda de forma consecutiva, dando como resultado una fase recesiva de la economía más grande del mundo.