La euforia de los inversionistas extranjeros por la deuda mexicana está de regreso.
La tenencia de deuda gubernamental, o los llamados capitales golondrinos, en manos de extranjeros, sumó 2.174 billones de pesos al 11 de enero, un máximo desde el 26 de abril del 2017, de acuerdo con datos del Banco de México.
Los foráneos aceleraron la compra de casi todos los instrumentos mexicanos, en medio de tasas locales altas y una menor incertidumbre política.
La tenencia de deuda mexicana en manos de extranjeros había caído a 2.091 billones de pesos el 13 de diciembre del año pasado, un mínimo desde el 14 de junio.
La compra de bonos a corto plazo, mejor conocidos como Cetes, aumentó en 30,418 millones de pesos frente al cierre del año pasado, a un total de 302,699 millones de pesos.
Es por el diferencial de tasas en sentido estricto y, sobre todo, en las ultimas semanas de esta ligera recuperación que tuvo la administración con el Paquete Económico y el acuerdo con los tenedores de bonos del aeropuerto (de Texcoco) (…) A México lo ven con buen ritmo, eso es lo que está detrás, hay un menor riesgo político
comentó James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco.
La tenencia de Bonos a largo plazo subió en 10,561 mdp a 1.814 billones, mientras que la compra de Bondes D aumentó 3,443 millones de pesos a 3,979 millones. Contrario a esto, la tenencia de Udibonos (ligados a la inflación) bajó en 549 millones de pesos.
“Hay una menor incertidumbre interna y además altas tasas locales y la posibilidad de que la Reserva Federal pare (con el aumento en su tasa de interés), comentó Joel Martínez, director general de Visor Financiero.
Los menores temores por el rumbo político del país se reflejan en el rendimiento que debe pagar el gobierno a los tenedores de la deuda mexicana. El bono a 10 años pagaba al cierre del martes 8.63% frente al 9.26% de finales de noviembre, cuando eran presionados por la cancelación del aeropuerto en Texcoco y dudas sobre el rumbo de las políticas públicas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
No obstante, la presentación del Paquete Económico para 2019 y el acuerdo al que llegaron el gobierno federal con los tenedores de bonos del NAIM para la recompra de 1,800 millones de dólares lograron reducir el nerviosismo.
Adicionalmente, el consenso de los inversionistas espera que la Reserva Federal relaje su ritmo en el alza de su tasa de interés, lo cual implica un mayor atractivo para los activos mexicanos.
Lo anterior ante expectativas de una desaceleración económica tanto en Estados Unidos como en el mundo.
“Esperamos que el crecimiento del PIB mundial caiga a un mínimo de 10 años en los próximos dos años. Es probable que la economía de la zona euro pierda más vapor y que la economía de Estados Unidos se debilite a medida que el ajuste monetario disminuya y el impulso fiscal se desvanezca”, escribieron en un reporte economistas de la firma británica Capital Economics.
“Esto debería hacer que la Fed termine su ciclo de ajuste en los próximos meses y comience a recortar las tasas de interés el próximo año”, agrega el reporte.
Mientras tanto, México no puede echar las campanas al vuelo, los inversionistas estarán atentos al plan financiero de Pemex, que no solo busca sanear su deuda, sino acelerar la producción de petróleo y gasolinas, mientras que el gobierno federal enfrenta el robo de combustibles, mejor conocido como huachicoleo.
Pemex quiere reducir su ritmo de endeudamiento en 75.9% para este año.