Un sistema para detectar las fugas y un robot con nombre bíblico son los instrumentos con los que cuenta Petróleos Mexicanos para hacer frente al robo de combustible, también conocido como huachicoleo.

El incendio del ducto que conecta al estado de Hidalgo con Veracruz, que dejó hasta los últimos conteos una suma de 93 personas muertas, mantiene en el centro del debate la estrategia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para combatir el robo de combustible, sin embargo Pemex sí tiene la tecnología necesaria para hacerle frente y está en proceso de reforzarla. 

Tras el incidente del viernes en el municipio de Tlahuelilpan, López Obrador dijo que Pemex y el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) trabajarán en tecnología que refuerce los ductos “para que resistan las agresiones”.

“No se puede dejar de utilizar los ductos. Hay que reforzarlos. Ya se está analizando la posibilidad de fortalecerlos con una tecnología que se está probando del IMP para que resistan las agresiones (…) y que no sea fácil poner esa válvula que permite (…) extraer este combustible”, declaró el presidente en su conferencia matutina el lunes.

Pero esta propuesta de reforzar las tuberías no convence a los especialistas y puede no resultar suficiente para mitigar el huachicoleo, debido a que no existe una tecnología que vuelva imposible la perforación de ductos por parte de las organizaciones dedicadas a esta actividad ilícita.

“Sería muy caro reforzarlo y, finalmente, hagas como le hagas a un tubo, este se puede perforar”, asegura Guillermo ‘N’, un ingeniero de Pemex que pidió a EL CEO no revelar su nombre completo.

El arma principal, ¿suficiente?

El 27 de diciembre de 2018, AMLO anunció el plan para combatir una actividad que en 2018 dejó pérdidas por 66,300 millones de pesos (mdp), según la Secretaría de Energía. La estrategia estuvo enfocada en defender los ductos que transportan hidrocarburos de la plaga de tomas clandestinas.

Pemex cuenta con diversos sistemas de seguridad para proteger sus instalaciones o para advertir sobre fugas, cambios de frecuencia, fallas en la comunicación o en sus sistemas de seguridad.

La red de ductos que tiene Pemex mide 40,039 kilómetros, incluyendo la tubería que transporta gasolina, turbosina y diesel, según los datos más recientes del Sistema de Información Energética (SIE) de la Secretaría de Energía, que datan del 2016.

Para monitorear la red de ductos, Pemex tiene el Supervisory Control And Data Acquisition (SCADA), su principal herramienta para detectar y alertar, en tiempo real, sobre cualquier anomalía en sus tuberías de distribución de hidrocarburos, mencionan los ingenieros petroleros Moisés Rodríguez Lomeli y Jorge Luis Sánchez Gómez en su tesis Modelado de consecuencias para tomas clandestinas, del Instituto Politécnico Nacional.

“El SCADA es un sistema que tiene para controlar todos los ductos en el país. Con esa herramienta saben, desde la torre de Pemex, si una válvula está abierta, si está cerrada, qué presión tiene, su temperatura”, dice José Luis Domínguez, especialista en productos de seguridad para infraestructura petrolera.

En una conferencia posterior a la explosión en Hidalgo, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno de México, Alfonso Durazo informó que Pemex detectó la fuga a las 14:30 horas, pero cerró la válvula del ducto casi cuatro horas después, a las 18:20, 30 minutos antes del incidente, lo que ocasionó críticas hacia la petrolera.

La razón de la tardanza, según la versión de la autoridad, se debió al nivel que día alcanzar para cerrar el ducto.

Pemex destinará 2,794 mdp en la implementación del sistema SCADA en 47 sistemas de transporte por ducto y 1,129 mdp para la modernización integral de las estaciones de medición, según el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019.

Sin embargo Guillermo ‘N’, quien conoce a la perfección las operaciones de seguridad de la petrolera en la zona de Veracruz y Tamaulipas, advierte que atacar el huachicoleo no es cuestión de tecnología sino de “voluntad política”.

Diablo aliado

Para conocer el estado de desgaste y agrietamiento de cada uno de sus ductos, Pemex utiliza una herramienta conocida como ‘diablo instrumentado’.

Este dispositivo permite validar de manera exacta la “ausencia o presencia de agrietamiento” en las tuberías, así como determinar si un ducto es susceptible al agrietamiento, según el catálogo Detección de Grietas: Inspección de ductos y soluciones efectivas del manejo de grietas de General Electric.

Los diablos instrumentados también funcionan para detectar las tomas clandestinas, aunque con un tiempo considerable de variación.

Un reporte elaborado con este robot tarda al menos 30 días en completarse, dice José Luis Domínguez, por lo que no se recomienda su uso para detección inmediata de perforaciones ilícitas, aunque opina que es un buen método para conocer el estado en el que se encuentran las instalaciones.

Pemex utiliza periódicamente estos dispositivos, confirma Guillermo ‘N’, y en sus reportes aparecen todas las anomalías que se deben atender.

“Sí los utiliza con cierta frecuencia, eso es una radiografía que te dice el desgaste, las tomas clandestinas, pero no solo eso, detecta desgaste, golpes, todo. Se realiza en Pemex más o menos cada año o año y medio, dependiendo de la integridad del ducto”, menciona Guillermo ‘N’.

Buenos complementos, pero no es suficiente

Existen otras tecnologías para la detección de fugas de combustible en los ductos y de tomas clandestinas, y aunque pueden ser buenos complementos para las otras con las que cuenta Pemex, ninguna asegura la erradicación del huachicoleo por sí solas, coinciden los expertos.

El IMP, el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dieron a conocer que científicos de las tres organizaciones diseñaron un sistema de detección de fugas y tomas clandestinas en “ductos de transporte terrestre”.

Esta herramienta combina elementos tecnológicos que funcionan a través de tecnologías acústicas, de fibra óptica, cálculo de balance con método de Lazo Cerrado, cálculo de balance con el método de Vigilantes Virtuales y los sistemas de procesamiento integral y comunicación, informó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en un comunicado en enero de 2016.

Sin embargo, los especialistas consultados señalan que la tecnología con la que cuenta Pemex es suficiente para combatir la ordeña de sus ductos y advierten que si se quiere acabar con esta práctica, es indispensable combatir la corrupción que corrompe a los funcionarios de la petrolera.

“Se habla de políticos, funcionarios y policías involucrados en el huachicoleo. El problema es el sistema que tenemos. Es un círculo vicioso de corrupción. Hay gente que se manda a verificar los ductos en persona pero cuando detectan las tomas no las reportan por órdenes o porque reciben dinero”, señala Guillermo.

Para José Luis Domínguez, el combate al robo de hidrocarburos depende de la voluntad política del gobierno, la dirigencia de Pemex y las corporaciones de seguridad encargadas de dirigir la estrategia.

Desde que fue anunciado el Plan contra el Huachicoleo, hasta el 17 de enero había 435 personas detenidas, se localizaron y clausuraron 1,021 tomas clandestinas, se aseguraron 4.3 millones de litros de hidrocarburos y 955 vehículos, entre otras acciones anunciadas por la Fiscalía General de la República.