En México, cerca de 80% de la población se considera de ‘clase media’, sin embargo, las aspiraciones están lejos de la realidad y a lo mucho 45% realmente se puede ubicar en este segmento que desde hace años se ha estancado, y que además corre el riesgo de hacerse más pequeño.
“Una clase media fuerte y próspera es crucial para cualquier economía exitosa y una sociedad cohesionada. La clase media mantiene el consumo, impulsa gran parte de la inversión en educación, salud y vivienda y desempeña un papel clave en el apoyo a los sistemas de protección social a través de sus contribuciones fiscales”, dice el estudio ‘Bajo presión: la clase media exprimida’, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
No obstante, los más recientes descubrimientos revelan que 10% de la población que se encuentra en el nivel superior en la distribución del ingreso tiene casi la mitad de la riqueza total, mientras que el 40% inferior tiene solo 3%, según el organismo.
En el caso de México, la clase media -que tiene ingresos entre 3,757 y 10,019 dólares anuales en términos reales- es mucho más pequeña que el promedio de la OCDE (45% vs 61%). El tamaño de la clase media de México se ha mantenido relativamente estable.
En momentos de crisis o dificultadas económicas, como un alza de impuestos o una alta inflación, las personas que componen la clase media en México suelen modificar sus hábitos de consumo, por lo que buscan mayores promociones o cambian a marcas más baratas, de acuerdo con información de Kantar World Panel México, una empresa que analiza el consumo de 8,500 familias en el país.
Adicionalmente, el estudio de la OCDE destaca la gran falta de movilidad. En los países de la región, tomaría entre cuatro y cinco generaciones (o hasta 150 años) para que un niño nacido en una familia de bajos ingresos alcance el nivel promedio de ingresos.
“Está claro que el estatus socioeconómico todavía influye en gran medida en las perspectivas de ingresos y empleo, la calidad del trabajo, los resultados de salud, la educación y otras oportunidades”, indica el análisis.
En este sentido, en los últimos 30 años, los hogares de ingresos medios han experimentado un crecimiento pésimo de ingresos o incluso un estancamiento en algunos países. Esto ha alimentado las percepciones de que el sistema socioeconómico actual es injusto. Además, el costo de la vida se ha vuelto cada vez más caro para la clase media, ya que los precios de servicios básicos y bienes como la vivienda ha aumentado más rápido que el ingreso.
Un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM, arroja que en los últimos 30 años el poder adquisitivo -medido por la Canasta Alimenticia Recomendable- se desplomó 80.08%. Por ejemplo, en 1987 un trabajador debía laborar 4.53 horas para obtener esta canasta básica, mientras que para el 26 de octubre de 2017 eran necesarias 24.31 horas.
El tema es preocupante dado que, una vez que una persona cae del umbral considerado como clase media, las pocas posibilidades de movilidad social le dificultan volver a ascender.
“Las sociedades con una clase media fuerte tienen tasas de criminalidad más bajas, gozan de mayores niveles de confianza y satisfacción con la vida, así como una mayor estabilidad política y una buena gobernanza”, dice el estudio.
Entre las políticas públicas que la OCDE recomienda para robustecer la clase media destacan:
-Incrementar la participación laboral femenina y sus ingresos.
-Reducir la carga fiscal sobre los hogares de ingresos medios.
-Proporcionar protección efectiva de ingresos para trabajadores con inestabilidad en el empleo.
-Asegurar viviendas asequibles.
-Ayudar a las familias a pagar la educación de sus hijos.
-Apoyar de largo plazo a los hogares con altos costos de atención médica.
-Promover el aprendizaje de adultos en el trabajo y fuera de éste.
Con información de Carmen Luna.