A 11 años de la recesión económica de 2008, diversos países han logrado recuperar su mercado de vivienda, alcanzando precios similares o mayores a los registrados en aquella fecha, sin embargo eso ha prendido un foco de alerta en el Fondo Monetario Internacional, preocupado por el rápido incremento en los precios.

Por ejemplo, de 2013 a 2018, el valor de las propiedades en Canadá incrementó 32.6%. Otro caso es Hong Kong, que en el mismo período vio apreciar 49.2% su mercado de vivienda, según cifras del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés). En el caso de México, en los últimos cinco años los precios de las viviendas han incrementado 13.6%.

Al FMI le preocupa que tras estos incrementos se produzca una caída y las consecuencias que podría generar.

“La desaceleración de los precios de la vivienda, la sobrevaloración, el crecimiento excesivo del crédito y el endurecimiento de las condiciones financieras pronostican una intensificación de los riesgos hacia la baja para los precios de la vivienda en un horizonte de hasta tres años”, explica en su reporte de Estabilidad Económica 2019.

De acuerdo con el documento, una desaceleración más brusca de lo esperado y un eventual endurecimiento de las condiciones financieras podría provocar el deterioro de la actitud positiva de los inversionistas y, como consecuencia, “con repercusiones más fuertes en las economías con fundamentos débiles, mayores vulnerabilidades financieras y menor margen para adoptar políticas en respuesta a los shocks”.

El documento concluye que si bien las políticas monetarias no tienen y no deberían tener como objetivo mantener estables, los precios de vivienda sí pueden interferir.

“Los resultados indican que un endurecimiento de las políticas macroprudenciales está asociado a una reducción de los riesgos a la baja para los precios de la vivienda”.

Indican que medidas encaminadas a reforzar la capacidad de resistencia de quienes reciben los préstamos o aplicar límites máximos a las relaciones entre el préstamo y servicio de la deuda puede reducir los riesgos de que continúen cayendo los precios.