Los activos financieros de Argentina, antes una de las economías más relevantes de América Latina, llevan días convulsos ante la alta expectativa de que el peronismo, encabezado por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, regrese al poder tras derrotar a Mauricio Macri en las elecciones primarias.

Además de una severa caída de su economía, Argentina debe pagar un crédito multimillonario al Fondo Monetario Internacional (FMI) que a cambio pidió una serie de políticas económicas de ajuste.

En el primer trimestre del año, el PIB argentino bajó 5.8% anual, con lo que acumuló cuatro trimestres de caídas anuales. Mientras que, a finales del año pasado, el FMI otorgó un préstamo de 57,600 millones de dólares, el mayor que ha hecho a un país.

Como resultado, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) restringió la base monetaria desde inicios de octubre pasado hasta junio de este año, con el fin de reducir la inflación, que tan solo hace dos meses aumentó cerca de 56% anual.

No obstante, la restricción monetaria y las altas tasas de interés que imperan en el país sudamericano solo resultan en una cosa para consumidores y empresas: menor liquidez y créditos costosos, es decir que la economía se achica, no hay créditos y la quiebra de empresas se eleva.

En este escenario de depresión económica, el domingo pasado, la fórmula presidencial de Alberto Fernández, opositor de centroizquierda, con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, obtuvo una amplia diferencia sobre el actual mandatario Mauricio Macri, de corte neoliberal y otrora empresario y presidente del Boca Juniors.

La gente no vota por ideologías sino por cuestiones de cómo le va en términos de bienestar. Argentina debe hacer frente a los ajustes del FMI y el problema es grave, su economía depende principalmente de la venta de materias primas

comentó Joel Martínez, director general de Visor Financiero.

Los argentinos regresarán a las urnas en octubre para dar el veredicto final; en tanto, la victoria de Fernández genera divisiones entre los ciudadanos en momentos en los que, además, el peso se ha desplomado 25% ante el dólar en sólo tres días, con lo que el costo de vida se ha incrementado.

Sufrimos el castigo de este dictador, Macri, con el neoliberalismo, el cual nos castigó por no haberlo votado. Le dimos la espalda y tuvo la reacción de castigarnos liberando el dólar, subió mucho y aumentó mucho el costo de los alimentos, muchas personas ya no comen, dependen de la caridad, se la están pasando muy mal

dijo Pablo Daniel, argentino de 48 años.

Agregó que la fuerte devaluación del peso puede llevar a ampliar la brecha hacia Alberto Fernández. “El peronismo siempre fue una fuerza populista, que deriva de pueblo y lo que de alguna manera conforma al pueblo, al gobierno, es el peronismo, siempre lo fue y lo será, cada vez que no fue peronista fue neoliberal, apuntando siempre la brújula hacia el norte, lo que decidía el FMI, Estados Unidos, y a nosotros no nos favorece”

De lado contrario, otros argentinos consideran la gestión de Macri como ‘excelente’. “Había que tomar medidas que eran necesarias dado que había recibido un país en quiebra. El error que se le puede achacar fue no haberse sincerado al inicio de su gestión y decir al pueblo las condiciones en las que había recibido el país. El gobierno de Kirchner representó la década perdida que pasará a la historia como el gobierno de la corrupción”, dijo un argentino quien pidió no publicar sus datos.

Sea quien sea el ganador, el nuevo presidente tendrá que enfrentar un nuevo problema: las altas posibilidades de caer en default. El miércoles, el CDS de Argentina a cinco años cerró en 2,640.11 puntos, un máximo de poco más de cinco años y lo que implica una probabilidad implícita de incumplimiento de 44%.

Mientras tanto, en un intento por calmar a los inversionistas y ganar la simpatía de los votantes, Macri anunció este miércoles una serie de medidas económicas para aligerar las consecuencias que pagarán los argentinos tras el derrumbe de los mercados.

El presidente dijo que aumentará el salario mínimo, quitará impuestos a los trabajadores para que dispongan de 2,000 pesos extra por mes hasta fin de año (estímulo solo duradero en periodo electoral), aumentará los subsidios para los pobres y congelará el precio de los combustibles por 90 días, entre otras medidas.