La inflación de la zona euro se ha mostrado inesperadamente persistente durante agosto, aunque el índice subyacente registró una disminución, situación que deja en duda los próximos movimientos del Banco Central Europeo (BCE) sobre la tasa de interés. 

Durante el octavo mes del año, la inflación general de los 20 países que integran la zona euro se mantuvo en 5.3%, quedando por debajo de las expectativas de una caída a 5.1%, a medida que los costos de la energía aumentaron de forma abrupta.

En contraste, el índice subyacente, que omitie los alimentos y energéticos por su alta volatilidad, registró una disminución al ubicarse en 5.3% desde un 5.5% de julio, a pesar de que la inflación de los servicios apenas se movió.   

Luce poco probable que las cifras tan dispares hayan ayudado al interior del BCE para mitigar el debate sobre si subir o reducir la tasa de interés durante septiembre. Mientras que en los mercados existe una visión sobre la posibilidad de una subida de tipos a 33% desde un 50% a principios de esta semana. 

El consenso indica que durante el resto del año habrá un aumento más, tal vez en octubre o diciembre. 

Al respecto, el jefe del banco central de Austria, Robert Holzmann, se inclina por un aumento, sin embargo, indicó que no consideraba que la inflación vaya a ser un factor decisivo. 

No he tomado una decisión porque no tengo todos los datos, pero no descartaría una subida

dijo Holzmann en el Foro de Mercados Globales de Reuters.  

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Visiones mixtas

Los números arrojados por la inflación de septiembre provocaron reacciones mixtas entre los analistas.

El economista de Commerzbank, Christoph Weil, señaló que la presión de los precios subyacentes ha disminuido y no espera que en la próxima reunión del consejo se registre un nuevo aumento a la tasa de interés.

Por su parte, Diego Iscaro de S&P Global Market Intelligence, indicó que las últimas cifras de inflación repercutirán para que exista un nuevo incremento a los tipos de tasas durante el noveno mes del año. 

Los partidarios de una pausa en el ajuste argumentan que el crecimiento ahora se está desvaneciendo rápidamente y que, con poco que impulse un repunte, la economía del bloque, que se ha estancado durante los últimos tres trimestres, podría incluso caer en una recesión.  

Otros analistas consideran que la desaceleración es deseable, especialmente si sacudiera un mercado laboral muy ajustado, porque las presiones subyacentes sobre los precios son demasiado altas y podrían llevar a que la inflación se quede estancada por encima del objetivo del 2% del BCE.

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Con información de Reuters