El subgobernador de Banco de México, Gerardo Esquivel, llamó a actuar con inteligencia ante la actual crisis, evitar que más gente caiga en situación de pobreza y a que ayudemos a soldar las tuberías rotas de nuestra economía, antes de que sea demasiado tarde.

En el documento Los impactos económicos de la pandemia en México, el subgobernador analizó el impacto de la pandemia de COVID-19 sobre la actividad económica, el consumo, el empleo y la pobreza.

El economista indica que la economía de México podría contraerse en 2020 entre 8.5 y 10.5%. La caída esta definida por el largo periodo de confinamiento del segundo trimestre y por la relativamente lenta recuperación que se anticipa para lo que resta del año.

Lo anterior contrasta con su estimado anterior de una caída de entre 7 y 8% para este año.

El rango de 8.5 y 10.5% implica que no sería sino hasta 2022 cuando se regresaría a los niveles de producción previos a la pandemia.

En el documento, el subgobernador analiza la caída del gasto, el desempleo y la pobreza.

En este último tema señala que ha habido diversas estimaciones sobre el número de pobres que dejará la crisis, y están alrededor de 9 millones de mexicanos, los cuales podrían pasar a ser considerados como pobres y un número similar podría caer en situación de pobreza extrema.

Indica que, aunque se puede pensar que los múltiples programas sociales existentes ya atienden o que podrían atender a esta problemática, no es así y la crisis dejará una multitud de nuevos pobres: personas que antes de la pandemia tenían un empleo o una fuente de ingreso y que a partir de ahora ya no la tendrán.

Esas personas muy probablemente no eran beneficiarias de ningún programa social. De hecho, quizá no eran pobres, pero aun así eran económicamente vulnerables. Un choque externo como la pandemia puede terminar arrojándolos a la pobreza y estas personas no saldrán de allí tan fácilmente mientras la economía no se recupere a plenitud

dice Esquivel.

Por lo que resulta imprescindible que se tomen medidas adicionales para paliar los enormes costos económicos y sociales que dejará esta crisis.

En este sentido, el subgobernador recordó que no es claro que una respuesta agresiva de política fiscal sea la opción correcta en el contexto de la crisis actual, ya que cuando la caída en la actividad económica es el resultado de una combinación de factores de oferta y de demanda, la política fiscal pierde efectividad.

Aunque tampoco justifica una política de contracción del gasto, ya que esto sería abiertamente contraproducente, exacerbaría el choque original, dificultaría la recuperación económica y tendría efectos sociales muy importantes.

Por lo que dice, se pueden tomar medidas financieramente viables, como un seguro de desempleo de emergencia para los trabajadores del sector formal; un programa de protección a la nómina que ayudara a las empresas a sostener un mayor número de empleos formales; el diferimiento en el pago de contribuciones sociales a mipymes; un programa especial de apoyo para el pago de rentas u otros costos fijos (para restaurantes u otros negocios especialmente afectados por la pandemia); y un programa que le otorgara un apoyo mínimo a los trabajadores informales que hubieran perdido temporalmente su fuente de ingresos.

Esquivel cita en su nota uno de los discursos del presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, durante la implementación de la política del New Deal, el titulado “Discurso sobre la supervivencia de la empresa privada” en octubre de 1936. Y hace un llamado a atender los costos sociales de la crisis.

Aprendamos de la historia, actuemos con inteligencia, evitemos que más gente caiga en situación de pobreza y ayudemos a soldar las tuberías rotas de nuestra economía. Hagámoslo antes de que sea demasiado tarde

dice Gerardo Esquivel.

Las cifras: gasto y desempleo

En su análisis, el subgobernador comenta que la contracción del gasto alcanzó su punto más bajo a mediados de abril, cuando cayó 30%, y señala que a partir de entonces, el gasto se ha contraído a tasas anuales cada vez menores, lo que implica un cierto retorno a los niveles anteriores de gasto de los individuos.

Mientras que los sectores más afectados por el cambio en los niveles de consumo han sido los relacionados al turismo, transporte y consumo en restaurantes o servicios de comida rápida.

“A finales de julio, estos tres tipos de gasto aún se encuentran entre 60 y 70% por debajo de lo que se esperaría. Los únicos sectores que ya recuperaron por completo sus pérdidas son los relacionados a salud, aseguramiento y telecomunicaciones. En general, sin embargo, la tendencia del gasto a retornar a sus niveles previos a la pandemia es bastante generalizada y constante”, dice Esquivel en el documento.

Respecto a los poco más de 1.1 millones de empleos formales que se perdieron entre marzo y junio, Esquivel indica que se ha concentrado desproporcionadamente en los trabajadores de bajos niveles de ingreso

El 83.7% de todos los empleos perdidos corresponden a trabajadores que percibían entre 1 y 2 salarios mínimos. Los sectores productivos que han sido los más afectados en términos relativos han sido la agricultura (-11.5%), la construcción (-10.1%) y los servicios para personas, empresas y el hogar (-8.6%).

En estos tres sectores se concentra 60% de todos los empleos perdidos durante la pandemia. Otros sectores afectados de manera importante en términos absolutos han sido la industria de la transformación (245,000 empleos perdidos, -4.4%) y el comercio (131,000, -3.2%). En conjunto, estos cinco sectores aportan 94% de todos los empleos formales perdidos.

En este sentido, los indicadores del mercado laboral apuntan a una pérdida cercana al millón de empleos formales, a un ligero aumento de la tasa de desocupación (0.7 puntos porcentuales), a una pérdida (que pudiera ser de carácter transitoria) de más de 20 millones de personas empleadas de tiempo completo, de las cuales una fracción pasaron a trabajar de tiempo parcial (8,7 millones), mientras que el resto están ya sea en suspenso o salieron del mercado laboral.