El sector turístico a nivel mundial es uno de los más golpeados y se estima que para finales de este año se habrán borrado 100.8 millones de empleos, de lo 320 millones que tenía la industria antes de la pandemia por COVID-19, de acuerdo con datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Según el organismo, en el caso de Latinoamérica y el Caribe la pérdida será de 7.3 millones de empleos.
“Es una situación extraordinaria que se está viviendo a nivel mundial, en todos los territorios. Las empresas han tenido que recortar al mínimo su plantilla laboral para no desaparecer y continuar operando cuando se regrese a la llamada nueva normalidad”, dijo Rafael Hernández, experto del sector, en marco de la conferencia de NH Hotel Group.
Se estima que la recuperación a los índices de 2019 se verá reflejada a partir del primer trimestre de 2022.
Además, la OMT dijo que entre enero y mayo, la pandemia provocó pérdidas de hasta 320,000 millones de dólares para el turismo mundial.
La industria MICE, la más golpeada
La rama del turismo dedicada a reuniones, conferencia, exhibiciones (MICE, por sus siglas en inglés) será la que tarde más en recuperarse, debido a las altas concentraciones de gente que se requieren para su funcionamiento, además de que se llevan acabo en lugares cerrados y en destinos alejados.
En enero de este año las empresas ligadas al sector reportaban una actividad normal del 80%; para marzo la actividad fue de 15% y entre abril y mayo se registró nula actividad.
Se estima una cancelación definitiva de más de 3,500 eventos en América Latina, entre congresos, convenciones, exposiciones, eventos corporativos y viajes de incentivo,
comentó Hernández.
Anteriormente, Manuel Butler, director ejecutivo de la OMT, comentó que este segmento tardaría más en salir adelante, pues se necesitaban protocolos específicos y las relaciones de los asistentes a los eventos se complicaría.
En una encuesta mostrada por Hernández, el 57% de los participantes confiaba en el valor de los eventos presenciales y que éstos tendrían un regreso fuerte, frente a una minoría del 17% que opinaba que serían remplazados por eventos virtuales.
Los obstáculos
Entre los principales obstáculos que se muestran es tener una capacidad reducida de asistentes por evento y a que entre los participantes haya una distancia de 1.5 metros.
Pone en dificultades a la industria las restricciones que tendrá que seguir dependiendo del color del semáforo que persista en la localidad donde se lleve a cabo. En un evento donde antes se podían reunir 1,000 personas, ahora sólo podrá haber 300, lo que representa un alza en los costos para los organizadores,
dijo Hernández.
Hasta el momento existen guías, más no un protocolo, que orientan a los diferentes organizadores para preservar la salud de las personas involucradas, así como para seguir las normas locales e internacionales relacionadas a el coronavirus.
Añadió que se necesita tener ingenio para adaptarse y crear nuevos esquemas de distribución en los diferentes eventos, para maximizar el uso del espacio y de los recursos disponibles.