Para este año, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador prevé que la actividad económica mexicana crezca arriba de 6%, tras el impacto de la pandemia, aunque lo pretende realizar sin apostar a la inversión en salud, educación y carreteras.

Durante los primeros ocho meses del 2021, la inversión física presupuestaria, considerada un detonante primordial en cualquier economía, ascendió a 429,893 millones de pesos, cifra que significó una caída anual de 2.7% en términos reales, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Esta disminución se debió a que solamente el sector energético mostró un incremento en el gasto de inversión física de 12.2% anual real, derivado de que su rama de hidrocarburos creció 16.2%, mientras la eléctrica descendió 23.1%.

Además, el sector energético absorbió el 46.4% del total de la inversión física presupuestaria de los primeros ocho meses del presente año. 

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Llama la atención la clasificación de “otros”, ya que además de contraerse 10.4% anual en enero-agosto, concentró el 45% del total de inversión física.

Este concepto incluye los ramos autónomos, entidades no sectorizadas, así como los ramos generales (provisiones salariales y económicas y aportaciones federales para entidades federativas y municipios).

De 10 pesos, un peso se destinó a inversión en salud

La contracción más pronunciada se dio en la inversión en salud, con una variación negativa anual de 59.7% en enero-agosto; del total del gasto en inversión física, solo 1% fue para este sector, es decir, por cada de 10 pesos de inversión sólo 1 se dirigió a salud

En el caso de la inversión física en educación, se registró una caída de 24.5% (absorbió 0.2%);mientras que  comunicaciones y transportes reportó una disminución de 15.0% y abastecimiento de agua potable y alcantarillado con una baja de 1.5%.

Este último sector hila tres años con disminuciones, considerando los lapsos enero-agosto, pero el foco rojo está en comunicaciones y transportes, debido a que lleva siete años con decrecimientos. 

Durante enero-agosto del 2020, el año más álgido de la pandemia, la inversión física en educación y salud aumentaron, aunque años atrás mostraron tasas anuales reales negativas; salud registró caídas entre el 2016 y el 2019, mientras educación, en el 2018 y el 2019. 

Gobiernos pasados tampoco invertían 

La nula apuesta por la inversión física presupuestaria, que es la erogación que las dependencias y entidades públicas destinan a la construcción y/o conservación de obras y a la adquisición de bienes de capital, no únicamente compete a la actual administración federal.

Por ejemplo, considerando solamente el acumulado de enero-agosto, con López Obrador este indicador cayó 15.2% a tasa anual real en 2019, en el 2020 creció 9% y en 2021 cayó 2.7%. 

En la gestión de Enrique Peña Nieto, disminuyó 3.2% en el 2013, en el 2015 se redujo 3.1%, en el 2016 bajó 14.2% y en el 2017 se contrajo 25.4% la inversión física, es decir, contracciones en 4 de 6 años. 

Con Felipe Calderón Hinojosa, la inversión física presupuestaria descendió solo en el 2010 en 3.7%, después de la crisis económica y financiera. 

Si bien, el actual gobierno pretende alcanzar un crecimiento de 6.3% del PIB en 2021, solo lo hará apostando por el subsector de hidrocarburos, dejando de lado comunicaciones y transportes, salud y educación.