Ante la falta de experiencia de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la construcción de refinerías, el proyecto de Dos Bocas, Tabasco, podría tardar y costar más de lo que la administración de Andrés Manuel López Obrador estima, lo que metería más presión a los recursos fiscales, consideró Moody’s.
El pasado jueves, el presidente informó que la licitación para la construcción de la refinería se declaró desierta debido a que las empresas concursantes “estaban pidiendo mucho”, por lo que quedará a cargo de la petrolera y de la Secretaría de Energía (Sener).
De acuerdo con el gobierno, el futuro activo tendrá un costo de 8,000 millones de dólares y generará 100,000 empleos. Además, tendrá una capacidad de procesamiento de 340,000 barriles de petróleo crudo por día.
Sin embargo, la calificadora de riesgo informó este lunes que el proyecto podría terminar costando entre 10,000 y 12,000 millones de dólares, equivalente a entre 0.8% y 1% del Producto Interno Bruto (PIB), “dado el limitado conocimiento del gobierno en la construcción de refinerías”.
Con el tiempo, esto llevará a un mayor drenaje de los recursos fiscales, dado que Pemex ya está en necesidad de apoyo gubernamental para estabilizar sus finanzas. El costo de la construcción de la refinería sería un nuevo deterioro en su situación financiera,
argumentó la firma.
La calificadora consideró que el proyecto de Dos Bocas “plantea más preocupaciones sobre la previsibilidad de las decisiones políticas del gobierno”, en particular, después de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (Naim) en octubre pasado y sus consecuencias en la confianza de inversionistas, y la viabilidad de la deuda y su crecimiento.
De no concretarse debido a su “complejidad técnica y la incapacidad del gobierno para ejecutarla”, se debilitaría aún más la percepción sobre la calidad de las políticas bajo la actual administración.
El pasado viernes, Citibanamex consideró que una refinería como la planeada en Dos Bocas, costaría alrededor de 12,000 millones de dólares con un tiempo de construcción de ocho años.
Indicó que al declararse desierta la licitación se confirmó que fueron equivocados los estimados de tiempo y costos por parte del gobierno.
Expuso además que al encomendarle la construcción a Pemex, el gobierno distrae la atención de la petrolera, sobre todo dados los graves problemas que ya debe atender.