La tensión comercial entre Estados Unidos y China podría estar lejos de enfriarse.

El gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiere limitar las exportaciones de algunas tecnologías y para ello busca que la Oficina de la Industria y Seguridad (BIS, por sus siglas en inglés), agencia del Departamento de Comercio, identifique y diseñe controles para las ‘tecnologías esenciales para la seguridad nacional’.

La medida tiene una dedicatoria especial a China. El gobierno de Estados Unidos ha acusado al dragón asiático de robar secretos comerciales a sus empresas. Incluso, Dan Coats, director de inteligencia, junto con otros altos funcionarios estadounidenses, presentaron una evaluación en la que ubican a la nación asiática como un riesgo para la seguridad nacional por su relación con Rusia y sus prácticas comerciales.

Así, Estados Unidos pretende obstaculizar el avance tecnológico de China, que en 2015 delineó un plan para convertirse en una potencia mundial en el sector, por medio del desarrollo de la industria en Beijing, el programa es mejor conocido como ‘Hecho en China 2025’.

El valor de las exportaciones de la tecnología más avanzada, como realidad virtual, neurotecnología o biotecnología, de origen estadounidense fue de 110,120 millones de dólares en 2017, cifra 28% por debajo de los 153,509 de 2016, de acuerdo con los últimos datos disponibles del Banco Mundial.

Donald Trump, además de meter freno en el desarrollo tecnológico de su principal rival comercial, también quiere controlar el acceso a innovaciones específicas, como nanotecnología, inteligencia artificial o robótica, en países como Alemania y Japón, para mantener el liderazgo en el sector tecnológico, de acuerdo con especialistas consultados.

Estados Unidos, es el país que más contribuye a la innovación, en particular en la inversión para investigación y desarrollo, pero se sitúa en segundo lugar, después de China en relación con el volumen de investigadores, patentes y publicaciones científicas y técnicas, según el Índice Mundial de Innovación 2018, de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

Estados Unidos mantendrá su fortaleza en la materia, pero China y otros países se verán obligados a atraer inversiones en innovación y se va a generar mayor competencia, pero con esto se va a abrir más a la brecha entre naciones innovadoras y las que no desarrollan tecnología

dijo José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.

El lado oscuro de la propuesta

El control sobre las exportaciones de tecnología está considerado en la Ley de Reforma de Control de Exportaciones (ECRA, por sus siglas en inglés), que entró en vigor en agosto de 2018, pero ahora se coloca en el centro del debate cuando China y Trump mantienen negociaciones para poner fin a la guerra comercial que mantienen desde junio pasado.

Por ahora, los especialistas descartan que un mayor control sobre las exportaciones de tecnología tenga como resultado una reducción de las inversiones en el sector tecnológico mundial, aunque amenaza con convertirse en un obstáculo para acuerdos comerciales entre China y Estados Unidos.

Otra de las implicaciones negativas de limitar las exportaciones atañe directamente a industrias como la electrónica, computación robótica o mecánica.

Se va a restringir el acceso de las industrias a los recursos que provienen del exterior de Estados Unidos y eso va a generar mayores costos que pueden permear hasta los consumidores finales y podría limitar la demanda de algunos productos en Estados Unidos

comentó Alejandro Saldaña, economista en jefe del Grupo Financiero Ve por Más.

El Centro de Investigación Automotriz de Estados Unidos dijo que la restricción a las exportaciones por parte del gobierno estadounidense tendrán efectos en la industria. “La Administración también puede apuntar a China con controles de exportación, lo que podría tener un amplio impacto en las operaciones automotrices en China y el comercio con ese país”.

Los especialistas coincidieron en que una caída en las ventas de automóviles en Estados Unidos afectaría la industria a nivel internacional, sobre todo en México, que es uno de sus principales proveedores.

Por ahora se desconocen las medidas de control que tomará el gobierno estadounidense, que se suman a la posible imposición de un arancel de 25% para las exportaciones de autos, ya que argumenta, representan un riesgo para la seguridad nacional.