El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha planteado metas muy agresivas de aumento en la producción petrolera y la capacidad de refinación de Pemex. Sin embargo, la austeridad presupuestaria y la renuencia de la empresa a trabajar con empresas privadas hacen difícil que este objetivo se logre durante el sexenio.
Aun con este panorama, modelos internacionales posibilitan la operación de la nueva refinería en Dos Bocas y las seis actuales que están siendo rehabilitadas, con los volúmenes de crudo actuales. El gran riesgo de esta decisión es que Pemex estaría sacrificando su principal negocio: la venta de crudo.
La capacidad de extracción de Pemex durante 2018 rondó los 1,650 y 1,850 miles de barriles de petróleo diarios (mbd). El gobierno federal pretende que la producción alcance los 2,700 mbd para finales del sexenio, pero uno de los grandes obstáculos es la decisión del presidente de detener los farmouts “hasta que los actuales empiecen a producir”.
Gonzalo Monroy, director de GMEC, advirtió que la consecución de estas metas dependen de acciones que “ya tendrían que haber pasado este trimestre”, como la exploración de aguas profundas y los recursos obtenidos mediante fracking, por lo que es probable que la producción de 2019 y 2020 siga tendiendo a la baja. La actual estrategia de Pemex se centra en campos terrestres y aguas someras, lo que reduce bastante el potencial de crecimiento.
El gran problema de la empresa productiva del Estado es que, sin alianzas con empresas privadas, no cuenta con la tecnología necesaria para realizar estas exploraciones de forma satisfactoria.
Rodrigo Favela, Socio de HCX, se mostró pesimista ante la habilidad de Pemex de seguir estas vías de acción sin ayuda privada. “Con la capacidad instalada no es suficiente, van a tener que atraer mayor capacidad. Por eso se habían planteado las farmouts, porque se incrementa de manera importante la posibilidad de ejecución, liderada por Pemex, (lo que) te permite alcanzar las metas en el corto plazo”.
Favela explicó que Pemex carece de los elementos necesarios para incrementar su capacidad de forma interna porque el presupuesto asignado actualmente a la empresa estatal le dificulta ofrecer salarios que atraigan a los empleados adecuados, dadas las ofertas económicas de otros competidores dentro del sector. Este factor toma importancia con la reciente salida de personal jubilado con experiencia.
Otra opción para obtener el personal calificado es formarlo dentro de la empresa, lo que podría retrasar la curva de crecimiento de extracción por lo menos unos años.
“Detrás de estos niveles de productividad y eficiencia necesitas tener una organización que esté operando a cierto estándar. Eso implica tener gente con perfiles adecuados con las capacidades suficientes, tener una organización bien definida con una claridad de mando”, consideró Favela.
¿Refinar sólo producto nacional?
El proceso de refinación también presenta un panorama complicado. Actualmente el país refina alrededor de 650 mbd, pero si las refinerías funcionaran al 100% de su capacidad se podrían procesar alrededor de 1,380 mbd. Tras las reconfiguraciones propuestas por el gobierno federal se espera que este número ascienda a 1,540 mbd.
La inclusión de Dos Bocas en la infraestructura nacional podría elevar la capacidad total de refinación a 1,840 mbd. López Obrador ha dicho que la obra se concluiría en 2022, pero es muy probable que la capacidad de extracción de Pemex aún no haya alcanzado estos niveles.
Para Favela esto no necesariamente es un problema. “Si se tarda más en producir van a tener que importar crudo, pero yo creo que de todas maneras se tendría que pensar en importar porque conviene, pues el tipo de crudo que podrías importar te da mucho mayor valor que el nacional. Es una estrategia común en el mundo: tener el 80% del proceso con crudos fijos y el otro 20% lo usas para optimizar la refinería con crudos que tienen menos azufre y que ayudan a tener un proceso más sencillo y mejorar la mezcla”.
Éxito rotundo no elimina la importación
El cumplimiento de las metas de refinación de la estrategia de combustibles de López Obrador tampoco garantiza una renuncia total al combustible refinado en otros países. Las siete refinerías propuestas, procesando 1,840 mbd, sólo cubrirían alrededor del 80% de la demanda nacional.
El 20% restante seguiría proviniendo de refinerías extranjeras, pero según Favela esta situación tiene ciertas ventajas. “Es mucho más económico, por ejemplo, importar productos a los estados fronterizos, porque hay refinerías más cercanas que Cadereyta. Además de que la producción de Cadereyta no alcanza para cubrir toda la demanda del norte. En ese caso están más cerca las refinerías de Houston que, por ejemplo, Dos Bocas”.
Riesgos, varios
Monroy se dijo preocupado por la presión cambiaria que Pemex recibiría al dejar de exportar crudo y mantener una deuda en dólares. Además, ambos expertos coincidieron en que el presupuesto estimado para la construcción de Dos Bocas resulta conservador, por lo que un ajuste revelaría un proyecto aún más riesgoso. Esta estimación se repite a lo largo de la infraestructura de refinación de Pemex.
Finalmente, Favela explicó que resulta más viable regresar al proyecto de expansión de la refinería de Tula, pues mataría dos pájaros de un tiro, al absorber los costos de la rehabilitación de Tula y la construcción de Dos Bocas en un solo proyecto que además requeriría de menos infraestructura nueva.