Rodrigo A. Rosales

El inicio del 2022 trazó un panorama desalentador para la economía mexicana, ya que su indicador más importante, el consumo privado, registró resultados poco favorables.

Los principales motivos son ómicron, una elevada inflación y bajos ingresos en el mercado laboral del país, situación que merma el poder adquisitivo de las familias mexicanas.

El Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior (IMCPMI) reportó un aumento de 0.30% a tasa mensual desestacionalizada en el primer mes del 2022, lo que significó el peor inicio de año durante la administración de Andrés Manuel López Obrador.

Para el grupo financiero Ve por Más (Bx+), el consumo privado podría exhibir cierta mejora a medida que se diluyan los estragos que la variante ómicron causó en el empleo y la movilidad.

No obstante, los altos niveles de inflación son el mayor riesgo al erosionar el poder de compra de los hogares; además, los bajos niveles de inversión limitarán la creación de empleos

estimó la entidad financiera

Desconfianza del consumidor

El resultado del IMCPMI, que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y que mide el gasto por parte de las familias mexicanas en bienes y servicios de consumo nacional e importado, va de la mano con el Indicador de Confianza de Consumidor (ICC).

En el periodo de referencia, el ICC se contrajo 2.11% mensual con ajuste estacionario, que para un mes de enero, fue la primera caída desde el 2018 en 3.42%.

De los 10 indicadores complementarios del ICC, una de las reducciones más pronunciadas se dio en el indicador que corresponde a las expectativas del comportamiento de los precios en el país en el siguiente año, respecto con los 12 meses anteriores, de 8.7% mensual, que representó la quinta variación negativa al hilo.

Es decir, la segunda mayor desconfianza del consumidor recae en la dinámica que tendrá la inflación general en el transcurso del 2022.

Impacto al bolsillo del mexicano

La inflación impacta directamente en el gasto de las familias debido a que les resta poder de compra y, por ende, reduce el consumo privado, variable que representa alrededor de 65% del Producto Interno Bruto (PIB).

Durante enero del 2022, la inflación anual se colocó en 7.07%, variación que simbolizó permanecer por 11 meses consecutivos fuera del objetivo del Banco de México (3% +/- 1 punto porcentual), así como el nivel más alto desde el 2001 (8.11%) para un mismo lapso de comparación.

A lo anterior se añadirían posteriormente los efectos que provocaría el conflicto entre Rusia y Ucrania en los precios de energéticos, la compra de fertilizantes y granos, así como el tipo de cambio peso-dólar, elementos que se trasladarían a la inflación de México.

Precariedad laboral

Otro elemento que merma el poder adquisitivo de los hogares es la precariedad laboral.

De los 55.5 millones de ocupados que hay en el país, 66.6% gana como máximo 2 salarios mínimos.

La potencialización de las remesas (19.6% anual en enero) fue insuficiente para dinamizar el consumo privado.