Mientras Estados Unidos se prepara para las elecciones presidenciales, municipales y al Congreso de noviembre, la economía del país sigue subida en una montaña rusa.
Los intentos de detener la propagación del coronavirus en marzo dejaron a decenas de millones de personas sin trabajo, redujeron el gasto y disminuyeron la producción de las fábricas.
A medida que muchos estados comenzaron a relajar los confinamientos en mayo, la tendencia en parte de esos datos se invirtió: el empleo comenzó a recuperarse, las fábricas produjeron más productos y los consumidores los compraron. Ahora que algunos estados están cerrando de nuevo los negocios, y consumidores y comensales están preocupados por los recientes rebrotes, estos logros podrían revertirse.
En medio de la agitación, políticos y analistas de todas las tendencias se aferran a cifras que apoyen su relato particular, al tiempo que ignoran las que no lo hacen.
A principios de mes, el presidente Donald Trump dijo que el aumento récord de empleos en junio era la “prueba de que nuestra economía está volviendo a crecer”.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, por otro lado, dijo que las cifras de desempleo muestran que el Congreso necesita aprobar un nuevo proyecto de ley para amortiguar la crisis del coronavirus y entregar dinero a la gente o la “economía sólo empeorará”.
¿Quién tiene razón? A continuación, algunas ideas a partir de las cuales cada uno puede extraer sus propias conclusiones sobre la salud de la economía de Estados Unidos en los próximos meses.
¿Cifras récord de empleo?
Un récord de 4.8 millones de empleos se crearon en junio, según el último informe mensual del Departamento de Trabajo. La cifra está por encima de los 2.7 millones de empleos creados en mayo.
Suena bastante bien. Pero después de los confinamientos por la pandemia de COVID-19, los incrementos de mayo y junio son como caerse por un agujero de siete metros y luego subir una escalera de dos metros desde el fondo.
Había 152.5 millones de estadounidenses con empleo en febrero antes del impacto del coronavirus. Ahora la cifra es de 137.8 millones, incluso después de dos meses de aumentos.
Así que hay que tener cuidado con la palabra “récord”. Los números han sido grandes en las dos direcciones y lo serán durante un tiempo. Conviene por ello echar un vistazo a este gráfico para comparar la situación actual con la economía relativamente sana de antes de la crisis COVID:
¿Cuántos desempleados hay?
Las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo —el número de nuevas personas que solicitan el subsidio por el paro—, también han disminuido en las últimas semanas. Después de alcanzar un máximo de 6-867 millones a finales de marzo, se situaron en 1.3 millones en la semana que terminó el 11 de julio.
Aun así, las solicitudes son el doble de altas que en el momento más álgido de la Gran Recesión, y más de seis veces el promedio de 2019 —poco más de 200,000—.
Tan importante como las solicitudes iniciales son las solicitudes continuas, o cuánta gente sigue recibiendo las prestaciones de semana en semana. Estas alcanzaron los 17.338 millones en la semana que terminó el 24 de julio.
Pero de verdad, ¿cuántos desempleados hay?
Sin embargo, los datos de solicitudes continuas de desempleo no muestran el cuadro completo.
Un nuevo programa de Asistencia por Desempleo en la Pandemia concede subsidios de desempleo a trabajadores contratados como los conductores de servicios de transporte a través de una aplicación para móviles. Estos trabajadores normalmente no podrían percibir estas ayudas, pero se dispuso así por la enormidad de la interrupción económica.
Sumando los casi 14 millones de personas que reciben estos y otras prestaciones especiales, más de 30 millones de residentes estadounidenses estaban recibiendo algún tipo de ayuda por desempleo al 20 de junio.
Entretanto, la tasa oficial de desempleo cayó en junio al 11.1%, desde el 13.3% de mayo. Aunque es una clara mejora, aún supera la peor lectura de la Gran Recesión, que fue del 10%.
El Gobierno dice que casi seguro es una infravaloración: si la situación laboral se clasificara correctamente, el desempleo en junio habría estado más cerca del 12.3%, por debajo del 16.4% de mayo. Es probable que esta infraestimación se reduzca con el paso del tiempo.
Es díficil ajustar las cifras
Otra cosa que hay que tener en cuenta es que algunos datos se ajustan a factores estacionales, como las vacaciones y los patrones climáticos, y otros no. A veces, cuando los datos no cuadran, esa es la razón. Y luego están los datos anualizados.
Cada tres meses, el Gobierno de Estados Unidos publica una estimación inicial sobre la rapidez a la que crece o -como ocurre en la crisis actual- se contrae la economía, en su comparación con los tres meses anteriores.
Debido a que la respuesta de la salud pública al coronavirus fue parar gran parte de la actividad diaria, se espera que el PIB en el trimestre de abril a junio se contraiga en más de 30% en base anualizada, superando con creces el récord anterior, que era de una caída del 10% en el primer trimestre de 1958.
Esto es una clara señal de que la economía está en dificultades, pero no significa que el Producto Interno Bruto de Estados Unidos, que fue de 21.4 billones de dólares en 2019, se haya reducido a un tercio de su tamaño anterior, sino que está en camino de reducirse así de mantenerse el ritmo de contracción económica durante un año completo.
Eso es poco probable. De hecho la mayoría de los economistas pronostican un crecimiento récord del PIB en el tercer trimestre de 20% o más. La primera estimación del crecimiento del segundo trimestre se conocerá el 30 de julio y la primera estimación para el primer trimestre el 29 de octubre, a tan solo unos días de las elecciones.
Con todo, es probable que la economía termine 2020 siendo más pequeña, quizás cerca del 6.5%, según las estimaciones de la Reserva Federal.