Como un científico poco ortodoxo o uno de los miles de turistas que visitan México todos los días, Robert Shiller, Premio Nobel de Economía 2013, puede pasar desapercibido por su sencillez y amabilidad, ya sea en la Avenida Reforma, en pleno corazón de la Ciudad de México, o en Lomas de Chapultepec, pero el economista de 72 años tiene claro lo que ninguna economía debe ignorar.
Su visita coincide con el proceso de transición política, a unas cuantas semanas de que Andrés Manuel López Obrador asuma el poder.
“Normalmente, las presiones o recesiones económicas vienen de una pérdida de confianza. (Para hacerle frente) necesitas tener a la economía caminando hacia adelante, necesitas mantener el gasto de los consumidores y tener inversión privada”, dice en entrevista el especialista con un doctorado en Economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la casa de estudios de donde salieron economistas como Paul Krugman, Ben Bernanke o Joseph Stiglitz.
México enfrenta un momento de incertidumbre. Por un lado, la Reserva Federal de Estados Unidos se encamina a seguir con el aumento en su tasa de interés, lo que presiona a México para que siga este camino, aunque el precio del dinero ya está en máximos desde el 2008.
Y por el otro, el reciente anuncio de la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco, el cual ha generado una ola de incertidumbre sobre la decisiones que tomará nuevo gobierno.
En este contexto, Shiller tiene un consejo para la próxima administración. La receta puede parecer simple: regresar a lo básico, mantener la confianza de los agentes económicos, aunque la parte complicada es que también debe mantener la esencia por la que fue elegida por los mexicanos.
Que el nuevo gobierno escuche a otros actores y acepte que no necesita cargar con todo lo que se prometió. Lo que es importante es que mantenga sus principios
dice Shiller.
Lo anterior puede antojarse complicado para el próximo gobierno ya que la cancelación del NAIM no ha gustado a varios inversionistas.
Para ellos, Shiller tiene una recomendación básica: no invertir tanto en activos de su propio país, sino “diversificar sus portafolios de inversión”.
“Es un consejo muy estándar, pero es un buen consejo”, dice Shiller, también columnista del diario The New York Times. Y si hay alguien que conoce del funcionamiento de los mercados es él, quien junto con Eugene Fama y Lars Peter Hansen ganaron el Nobel de Economía 2013 por sus estudios sobre el precio de los activos financieros.
Shiller participó la semana pasada en México en el timbrazo del ETF Ossiam Shiller, en la Bolsa Mexicana de Valores. Dicho instrumento se basa en los Índices Sectoriales Shiller Barclays CAPE, que buscan activos subvaluados con el fin de ganar un mayor rendimiento a largo plazo.
En su paso por México, además de reunirse con miembros de la iniciativa privada, también esperaba un encuentro con el equipo del gobierno actual y el de transición.
La importancia de la confianza
Si hay un país que sabe de repentinos cambios en la confianza de los inversionistas, es México. En el 2003, Shiller escribió un artículo titulado ‘El laberinto de la incertidumbre de México’, en el que hace referencia a dos de las crisis más importantes en el país, la de 1982 y la de diciembre de 1994, la cual hizo tambalear a todo el sistema capitalista.
En 1982, el Producto Interno Bruto (PIB) de México se contrajo 0.63% y un año después, la caída se profundizó hasta 4.16%, de acuerdo con datos del Banco de Mundial. Doce años más tarde, en 1995, el error diciembre de 1994 le costó al PIB una caída de 6.29%.
El cambio en la confianza del inversionista –en ambas crisis– terminó por representar grandes retrocesos de los que pasaron años para recuperarse. “Lo peor es que nadie puede estar seguro de que no volverán a ocurrir (estas crisis)”, escribió en su artículo hace 15 años.
Una pieza más del sistema
México es sólo una parte del engranaje del sistema financiero mundial. En la actualidad existen múltiples riesgos en los mercados, como es la guerra comercial entre Estados Unidos y China y el sobreprecio en el mercado estadounidense.
Mientras algunas tensiones o preocupaciones se desarrollan, la economía estadounidense cumplió 112 meses sin caer en recesión y se encuentra cerca del récord de 121 meses. De acuerdo con algunas definiciones, estaríamos cerca del final del mercado alcista, de acuerdo con Shiller.
Un punto que ha mantenido el empuje de los mercados es el efecto Trump. El presidente de Estados Unidos “tiene un efecto mágico en algunas personas, no en mí, pero genera emociones y eso parece estar correlacionado con el mercado alcista en este momento en Estados Unidos”, dice el economista.
Esta clase de noticias está llegando a los inversionistas. “La duda es, ¿se preguntarán si habrá una corrección próximamente? A lo mejor no piensan eso o simplemente no están muy preocupados por una crisis financiera”.