El Banco de México (Banxico) elevó en 25 puntos base su tasa de interés para llevarla a 8%, un máximo desde inicios del 2009. El banco central no había elevado el precio del dinero desde su reunión de junio pasado.
La decisión era ampliamente esperada por el consenso de analistas. Banxico enfrenta mayores presiones dado que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se encuentra en un proceso de elevar su tasa de interés referencial, lo cual le resta atractivo a activos mexicanos como el peso y la deuda.
Adicionalmente, las presiones inflacionarias no han cedido del todo, principalmente por el aumento en los precios de los energéticos, mientras que el peso mexicano ha enfrentado una constante turbulencia en las últimas semanas. Desde inicios de octubre, la moneda mexicana registra una pérdida de 8.44% frente al dólar.
En este sentido, Banxico dijo en su comunicado de política monetaria que, además de factores externos como las tensiones comerciales y la Fed, el peso se ha visto afectado por la decisión del próximo gobierno de cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y, en general, por la preocupación de los mercados por las políticas de la nueva administración y algunas iniciativas legislativas, lo que llevó a varias agencias calificadoras a cambiar la perspectiva de la deuda soberana del país de estable a negativa.
A su vez, las primas de riesgo soberano y las tasas de interés en México de mediano y largo plazos registraron incrementos considerables, muy por encima de lo observado en otras economías emergentes, reflejando un fuerte incremento en las diferentes primas de riesgo que demandan los inversionistas por mantener activos nacionales.
“Este entorno presenta importantes riesgos de mediano y largo plazo que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país, su capacidad de crecimiento y la formación de precios en la economía”, dijo Banxico en el comunicado.
El aumento en la tasa de interés representa un encarecimiento del financiamiento como los créditos bancarios, además puede afectar el ritmo de crecimiento de la economía.
“La Junta mantendrá una postura monetaria prudente y dará un seguimiento especial, en el entorno de incertidumbre prevaleciente, al traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio a los precios, a la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos en un contexto externo adverso, así como a la evolución de las condiciones de holgura en la economía”.
Agregó que, ante la presencia y posible persistencia de factores que, por su naturaleza, impliquen un riesgo para la inflación y sus expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna y firme para lograr la convergencia de esta a su objetivo de 3%, así como para fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazos para que alcancen dicha meta.