El fantasma de otra década pérdida ronda una vez más a América Latina en medio de la pandemia del COVID-19 que la ha puesto en jaque ante los altos niveles de informalidad laboral que imperan en varios países de la región.

Hay un margen de riesgo importante. Dada la drástica contracción en 2020 y conforme los países adoptan políticas para contener la pandemia y apuntalar sus economías cabe prever una marcada recuperación en 2021. Pero aun en este escenario de rápida recuperación, la región tiene ante sí el espectro de otra década perdida durante 2015 y 2025

dijo en conferencia Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional.

Werner, otrora subsecretario de Hacienda en México, dijo que aunque la región tendrá un rebote importante en 2021, no será tan grande como la contracción estimada para este año.

Y aunque en las previsiones del FMI, América Latina continuará con su crecimiento en 2022, 2023 y 2024, el ingreso per cápita en el decenio de 2015 a 2025 será plano, de ahí llamarle una década pérdida.

Para este año, el FMI espera que la economía de la región de América Latina y el Caribe sufra una contracción de 5.2%, para recuperarse 3.4% en 2021.

En tanto, México y Brasil, las dos principales economías de la región se contraerán 6.6 y 5.3%, respectivamente. Para 2021 el FMI espera que estas economías se recuperen 3.0 y 2.9%, respectivamente, es decir, estarán lejos de reponer lo perdido este año.

El directivo dijo que, la mayoría de los países de la región han adoptado medidas sanitarias importantes para contener la propagación del COVID-19, mientras que  las políticas económicas han variado, pero las autoridades enfrentan importantes riesgos de implementación sobre todo por los altos niveles de informalidad.

Uno de los principales problemas que enfrenta región son las altas tasas de informalidad laboral, el promedio de la región es de 40%, mientras que, en países como México, 56% de la población ocupada es informal.

De acuerdo con Werner esto hace más complicado hacer llegar la ayuda a las empresas más pequeñas y las del sector informal, por lo que los países deben usar todos los registros disponibles y métodos posibles para llegar a las empresas más pequeñas y los trabajadores informales.

Por otro lado, Werner dijo que algunas respuestas para enfrentar la crisis provocarán considerables aumentos del déficit público y la deuda, los países tendrán que crear espacio fiscal reduciendo el gasto no prioritario y mejorando la eficiencia del gasto.

Los países tendrán que cerciorarse de que las políticas adoptadas en respuesta a la crisis no sean percibidas como permanentes para que no se perpetúen y generen distorsiones, en especial la asistencia focalizada a ciertos sectores.

No hay dilema entre salvar vidas o la economía

Werner reiteró que no debe existir el dilema de salvar vidas y abrir la economía, ya que en las medida en que las políticas de contención de salud pública logren mitigar la transmisión del virus, esto permitirá que las economías regresen más rápido.

La política sanitaria y la económica van de la mano

dijo Alejandro Werner. 

El directivo del FMI explicó que, cuando la pandemia de influenza azotó a varios países del mundo en 1918, en Estados Unidos, las ciudades que aplicaron medidas de contención del virus más rápido, vieron menos afectadas sus actividades económicas que las que actuaron de manera más tibia.