Andrés Manuel López Obrador planea eficientar 63 centrales hidroeléctricas para generar energía eléctrica en el país y reducir así la compra de gas natural.

Para lograrlo, buscará darle a la Comisión Federal de Electricidad más recursos que en años anteriores, comentó el presidente durante la presentación del Programa Nacional de Electricidad este fin de semana, en Chiapas.

Aunque no especificó el monto que sumarían al presupuesto de la empresa productiva del estado.

Para el ejercicio de 2018 le fueron asignados 387,588.9 millones de pesos, cifra 11% superior a los 336,005. 2 millones de pesos aprobados en 2017, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación.

En el documento del Proyecto Alternativo de Nación se estima que la recuperación de las 63 hidroeléctricas requiere una inversión de 737 millones de dólares en el primer año.

Menos gas natural importado

Otro de los objetivos planteados durante la presentación del programa fue el de reducir la importación de gas natural.

“Para mitigar la importación se buscará aumentar la generación de fuentes renovables y todos los recursos”, comentó durante el evento el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett.

De acuerdo con la socia fundadora de Brilliant Energy, Miriam Grunstein, la energía más barata ha sido la generada por medio de gas natural “pero está encontrando mucha competencia de las renovables”.

Grunstein explicó que las fuentes de energía, cómo la eólica y solar han presentado los precios más bajos en las últimas subastas energéticas, aunque considera que esos precios hacen que los proyectos tengan más dificultades para obtener financiamiento.

Además de que en México el uso de suelo y los requisitos de declaración de impactos han limitado el desarrollo de nuevos proyectos.

De acuerdo con datos de la especialista, alrededor del 70% de la generación se realiza por medio de ciclos combinados (que utilizan gas natural), mientras que las hidroeléctricas son responsables del 22% y el resto corresponde a fuentes alternas.

Grunstein destacó que el hecho de que sea la CFE la que dicte las políticas en materia de energía podría resultar contraproducente para el mercado, ya que la empresa estaría participando como juez y parte dentro del proceso. 

“En este momento, la CFE es un competidor dominante y si ahora es quién va dictar las reglas del juego, pierde esa característica”, comentó.