El desempeño de la refinería de Dos Bocas puede verse afectado por un proceso constructivo apresurado que la llevaría a enfrentar riesgos no previstos, determinó el informe de la Cuenta Pública 2019, elaborado por la Auditoría Superior de la Federación.

El órgano realizó una auditoría de desempeño para evaluar el desarrollo del proyecto que analiza la relación entre áreas clave, la planeación del proyecto, la coordinación y comunicación con las partes interesadas, gestión de riesgos, cumplimiento del proyecto y el uso de los recursos previstos.

Uno de los resultados de la revisión fue que la obra comenzó de manera anticipada. Esto se determinó con base en la metodología Front End Loading (FEL) que se utiliza en el proceso de toma de decisiones para invertir grandes sumas de capital en la industria de petróleo y gas, con objeto de mitigar los riesgos asociados a un proyecto y mejorar el retorno a la inversión.

La metodología reconoce tres etapas: Visualización (FEL I) donde se revisa la congruencia estratégica, la factibilidad técnica, económica y ambiental; conceptualización (FEL II) que consiste en seleccionar escenarios más viables del proyecto, elaborar la ingeniería básica; y Definición (FEL III) en la que se determina el alcance, plazo y costo definitivo del proyecto y se establecen los compromisos de ejecución.

Es entre la etapa FEL II y FEL III cuando se recomienda iniciar la construcción.

Sin embargo, de acuerdo con la ASF, el proceso de construcción comenzó en FEL I, por lo que, en consecuencia, aún no se contaba con la suficiente información técnica del proyecto, y se requería de una mayor maduración en el análisis de la viabilidad del proyecto de inversión.

Esta situación incrementa el riesgo de que se materialicen factores originalmente no previstos que afecten el desarrollo de la refinería, puesto que, cuando iniciaron las obras aún no se contaba con todos los estudios necesarios para acreditar que el proyecto era completamente viable, indicó la Auditoría.

Pemex Transformación Industrial es la dependencia encargada de construir el proyecto, uno de los prioritarios de la administración de Andrés Manuel López Obrador.

Los trabajos dieron inicio pese a que los análisis de impacto ambiental eran preliminares, no se contaban con estudios de la Semarnat, ni se tenía aprobada la Manifestación de Impacto Ambiental por la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente.

La premura en la construcción podría hacer al proyecto vulnerable a riesgos relacionados con la adecuación del sitio, riesgos ambientales, e incluso de operación, indica el informe.

En relación a las contrataciones, se contabilizaron 27 contratos formalizados durante el 2019, por un monto de 20,490 millones de pesos distribuidos entre 23 empresas.

Aunque los trabajos ya comenzaron, Pemex Transformación Industrial ha hecho una supervisión deficiente.

“No acreditó contar con los programas de ejecución sobre los paquetes de contratos 4 y 5; la bitácora del desarrollo del paquete 5; el reporte de los recursos ejercidos en el paquete 5; y el oficio de designación del residente de obra del paquete 5”, detalla el documento.

Esto propició que “no se pudo calcular, de forma cuantitativa, el avance porcentual de las obras y trabajos del proyecto de inversión, ni fue posible constatar que éstas se llevaron a cabo conforme a lo programado, debido a la falta de metas en el programa general de obra, por lo que PTI-ID se limitó a enlistar las actividades realizadas a 2019”.