Por: Liz Cervantes y Mario Calixto 

Las empresas desarrolladoras de vivienda se enfrentan a un escenario complejo. La incertidumbre económica y política las tienen acorraladas. Mientras buscan mantenerse a flote, pese a que no todas han salido bien libradas.

El sector se enfrenta a un entorno volátil por el inicio de sexenio y a una consecuente reducción del subsidio a la vivienda de interés social.

Esto mientras que las desarrolladoras están a la expectativa de una nueva política, además de situaciones que arrastran desde sexenios anteriores y que se acrecentaron con los cambios a la política de vivienda que implementó el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

Actualmente, las desarrolladoras de vivienda mejor valoradas en Bolsa son Ara, Cadu, Javer y Vinte, que han tenido que buscar alternativas “optando por diversificar su modelo de negocio, enfocándose en segmento medio y residencial y, reduciendo su dependencia al subsidio”, comentó Daniel Espejel, analista en Signum Research.

No obstante, el panorama para el sector no luce muy alentador.

En marzo, Geo fue formalmente declarada en quiebra. Dos meses después, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) suspendió la cotización de las acciones de Sare luego de no presentar los resultados financieros de todo 2018, ni los del primer trimestre de 2019.

Con dos juicios mercantiles perdidos, se encuentra a un paso de la quiebra.

“No es propiamente que a las demás les afecte la quiebra, sino que la prima riesgo está muy elevada. En este momento, invertir en el sector inmobiliario en directo a través de empresas como estas no es tan atractivo como hacerlo por medio de las Fibras”, dijo Juan Carlos Minero, director de inversiones de Black Wallstreet Capital Mexico.

Estas compañías indicaron en sus últimos reportes trimestrales que no consolidaron venta de unidades por medio de apoyo federal a la adquisición vivienda, además de que la mayor parte de sus ingresos corresponden a la venta de casas segmento medio y residencial.

El tener proyectos y reservas territoriales a lo largo del país también les ha resultado conveniente.

“Lo que ha pasado también es que algunos desarrolladores trabajamos en varios estados y eso nos da posibilidad de estarnos moviendo” comentó Germán Ahumada, director general de Consorcio Ara en una entrevista posterior a su asistencia a la presentación de la nueva plataforma del Registro Único de Vivienda.

Acciones luchan por salir a flote

Ara, Cadu, Javer y Vinte tienen dos temas en común: son las mejor valuadas del sector de desarrollo de vivienda, pero aún así, la presión se ha hecho notar en lo que va del año.

Ara, pese a ser la desarrolladora con más experiencia en Bolsa (entre las que se compara), tiene el ajuste más fuerte en los primeros seis meses de 2019. El precio de sus acciones ha cedido 15.13% a 4.32 pesos, al cierre de la sesión del miércoles.

Las bajas de Cadu, Javer y Vinte en el año son menores a 5%. Su cotización cerró el miércoles en 14.50, 16.80 y 27.80 pesos por acción, respectivamente.

En los últimos 12 meses, la baja de Ara se vuelve más profunda; sus papeles han cedido 31.10% y del sector, solo las acciones de Vinte se encuentran en terreno positivo, con una ganancia de 12.51%.

El castigo del mercado hacia Ara contrasta con lo que dicen las calificadoras de riesgo sobre la empresa. A finales de 2018, HR Ratings revisó al alza la calificación de una colocación de deuda hecha por Ara en 2017 a cinco años; pasó de HR A+ a HR AA-.

Lo anterior respondió a la deuda neta negativa, sana estructura, crecimiento en resultados operativos, estabilidad en la generación de flujo libre de efectivo, estabilidad en la diversificación territorial y estrategia operativa de Ara.

Al cierre del primer trimestre de 2019, Ara fue la emisora que más ingresos, flujo operativo (EBITDA) y utilidad neta generó entre las desarrolladoras de vivienda; sin embargo, su desempeño respecto al mismo trimestre de 2018, está apenas por arriba del promedio.

En un escenario difícil

Las desarrolladoras de vivienda se enfrentan a problemas propios del sector -la quiebra de Geo y suspensión de Sare son fieles ejemplos- y a una desaceleración económica mundial, con México incluido.

El Banco de México (Banxico) no estima que el crecimiento vaya más allá del 1.8% este año. Instituciones como Barclays son más cautas; prevé que la economía crezca 1.2%, sin considerar un recrudecimiento de la guerra comercial de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, con el mundo.

Una forma de fomentar el crecimiento de un país es a través de una política monetaria laxa. Banxico ubica su tasa de interés en 8.25%, “una baja de tasas por parte del banco central podría aliviar el entorno no solo para las vivienderas sino para el país, aunque es poco probable este escenario debido a la inflación”, dijo Minero.

En mayo, la inflación se ubicó en 4.26% anual, cuando el objetivo de Banxico es 3% (+/-1%). La función del banco central en México es controlar la inflación y, con ello, preservar el valor real del peso.

Las desarrolladoras de vivienda se encuentran en medio de una tormenta con tintes de escalar a una tempestad económica.