A pesar de mayores disrupciones a nivel global, que entorpecen los flujos de intercambio internacional, la balanza comercial de México registró un superávit comercial durante el inicio del último trimestre del año.
De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la balanza comercial del país presentó un saldo positivo de 463 millones de dólares, tras dos meses consecutivos con déficit.
Esto resultó de la diferencia entre exportaciones, por 52,860 millones de dólares en octubre, e importaciones, por 52,398 millones. En el primer caso se dio un crecimiento mensual de 3.55%, después de dos caídas al hilo.
En las ventas al exterior se registró un aumento de 3.55% a tasa mensual, variación que le anteceden dos contracciones, es decir, tuvo un efecto rebote por la baja base comparativa.
Resultados mixtos en la balanza comercial
Dentro de las exportaciones, las petroleras aumentaron 22.60% y las no petroleras lo hicieron en 2.84%; en estas últimas los resultados fueron mixtos, prendiendo la alarma en el sector agroindustrial por su retroceso de 4.44%, el peor en siete meses.
No obstante, al interior de las ventas manufactureras, las cuales crecieron 3.22% y aportaron 90.1% del total de exportaciones, la industria automotriz obtuvo un alza de 10.13%, el mayor nivel en los últimos 17 meses.
La importancia del rubro automotriz, con una tercera parte de las exportaciones totales, radica en que el dinamismo global en este sector se refleja en la demanda por autos ensamblados y autopartes mexicanas.
En este sentido, los pronósticos de alzas de distintos participantes del sector son reservados, antes expectativas negativas sobre la política arancelaria que tomará Donald Trump, empeñando el desempeño de dicho mercado en Estados Unidos.
Demanda interna, en duda
Las importaciones mexicanas registraron un incremento de 2.56% a tasa mensual durante octubre de este año, tras una caída de 5.68%, expresando un efecto rebote como en las exportaciones.
Por tipo de bienes, solamente se contrajeron los correspondientes a consumo, de 2.37%, la segunda baja al hilo; esto se da en el marco de una mayor depreciación del peso frente al dólar y la pérdida de poder adquisitivo.
En tanto, la compras al exterior de bienes de capital aumentaron 1.10%, pero después de una racha negativa de tres meses con desplomes, por lo que este dinamismo se debe más a un efecto rebote que a la inversión relacionada con la relocalización de las cadenas globales de suministro.
Además, las importaciones de bienes de uso intermedio ascendieron 3.71%, posterior a un descenso pronunciado (6.90%), poniendo en duda una mejora de la actividad manufacturera del país.
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