La pausa del proyecto de Tesla en Nuevo León ha desatado una ola de “pánico” entre los grandes organismos empresariales de México. Los factores que alimentan esta preocupación no se centran en la creciente agresividad de Donald Trump, sino en el temor a contradecir a Claudia Sheinbaum Pardo.
Instituciones como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin) y la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) han mostrado señales de alarma ante los cambios de planes de Elon Musk y a lo que dirá la futura presidenta del país.
La Concamin, alineada estrechamente con Claudia Sheinbaum, fue la primera en emitir un posicionamiento sobre el proyecto de Tesla. Señalando que confía en que se pueda recuperar el proyecto. Sin embargo, esta rápida respuesta parece más una estrategia de precaución que una muestra de apoyo genuino.
Francisco Cervantes, líder del CCE, también ha sido cuidadoso en no contradecir a Sheinbaum con el anuncio de Musk, reflejando un temor palpable hacia la nueva presidenta y en respaldar en todo lo que pueda a Altagracia Gómez Sierra, aunque ella no es “santo de su devoción”.
Por otro lado, el silencio de la Coparmex frente a este asunto es particularmente revelador. Esta organización, que tradicionalmente ha sido vocal en temas de política económica y empresarial, ha optado por no emitir un posicionamiento público sobre la pausa del proyecto de Tesla, al menos hasta el cierre de este espacio.
Para muchos, este silencio es una mala señal que refleja la gravedad de la situación.
La situación se agrava aún más con la inestabilidad que representa la relación con Estados Unidos bajo la administración de Trump. El nearshoring, que prometía ser una estrategia efectiva para atraer inversiones y fortalecer la economía mexicana, aún no ha mostrado sus beneficios de manera tangible.
Con la incertidumbre generada por la pausa del proyecto de Tesla y la vigilancia constante de Sheinbaum sobre los posicionamientos empresariales, el panorama se torna aún más complejo.
Los empresarios deben navegar cuidadosamente en un entorno donde las decisiones y declaraciones pueden tener repercusiones significativas.
Contradecir a Sheinbaum puede tener consecuencias, y esto ha llevado a muchos a adoptar una postura más reservada y prudente.
Se viene el “ordenamiento” para el sector energético
Con la inminente llegada de Sheinbaum Pardo a la presidencia, se avecina para el sector energético una estrategia de “orden” en el ámbito jurídico. Esto disipará las esperanzas del sector empresarial sobre una posible apertura del mercado.
Se prevé la eliminación de amparos a sociedades de abastecimiento y se percibe como un primer paso hacia la implementación de un modelo energético más alineado con los objetivos de la administración de Sheinbaum y con la continuación de los planes de Andrés Manuel López Obrador.
Desde la Casa de Transición, se señala que esta estrategia no solo refleja una voluntad de controlar y reestructurar el mercado energético, sino que también busca consolidar la preponderancia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como un actor clave en el sector.
Así como aprovechar las reformas que envió López Obrador este año. En particular, una de las 20 reformas enviadas por AMLO busca fortalecer la posición de la CFE.
Otro de los puntos que se vienen, es que el proyecto de soberanía energética de la virtual presidenta electa, que busca fortalecer la autonomía del país en la producción y gestión de recursos energéticos, no implica la eliminación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS)
De hecho, es poco probable que este estímulo fiscal sea detenido bajo su administración. A pesar de las promesas de un enfoque más nacionalista en el sector energético, la realidad fiscal y económica de México sugiere que el IEPS seguirá siendo una herramienta vital para el gobierno.
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