Nvidia es uno de los grandes ganadores del auge de la Inteligencia Artificial (IA). La compañía con sede en Santa Clara (California, EUA) genera procesadores informáticos de gran potencia de computación, justo los que se demandan actualmente ante el impulso de la nueva tecnología.
El precio de su acción se multiplicó por más de 13 veces desde la pandemia y se duplicó en los últimos cuatro meses. Su valor de capitalización solo está detrás de Apple y Microsoft. Cifras espectaculares.
Lo anterior ha provocado que surjan las voces sobre si el comportamiento del precio de la acción y su efecto contagio en el precio de otras tecnológicas comienza a reflejar una burbuja financiera especulativa (irracional).
Las burbujas en los mercados financieros son episodios recurrentes. En términos simples esta se produce cuando el precio de un activo, aun siendo superior a su valor fundamental, sigue subiendo porque el comprador espera poder venderlo a un precio todavía superior.
La gran preocupación de estar en una burbuja es que tarde o temprano romperá, por lo que el precio bajará, con las eventuales pérdidas que ese proceso acarrea. De los episodios más recientes de burbujas destaca la “puntocom”, la cual comenzó en 1995 y “explotó” hasta el 2000.
En ese entonces, la creciente industria de la tecnología y el internet generó la creación de nuevas empresas que empezaron a cotizar en las diferentes Bolsas del mundo para atraer capital y desarrollar el fértil terreno de la digitalización.
El modelo de negocio que solían utilizar estas empresas se basaba en aprovechar internet para crecer en el mercado, aunque inicialmente no generaron beneficios. Estas empresas esperaban conseguir la fama necesaria para, en un futuro, cubrir sus gastos y obtener ganancias. La mayoría fracasó, provocando su desplome en bolsas y su eventual quiebra.
El caso de Nvidia es muy diferente. No es sólo una promesa de mayores beneficios en el futuro, sino una realidad de empresa rentable.
Nvidia ofrece un producto con un rendimiento espectacular para una industria que está en pleno crecimiento. Su producto estrella, el chip de centro de datos H100 ha añadido más de 1,000 millones al valor de la tecnológica y ha convertido a la empresa en un rey de la inteligencia artificial de la noche a la mañana.
NVIDIA vende la H100 a prácticamente todos los líderes en IA del mundo, desde OpenAI hasta Microsoft, Meta o Amazon. Como si fuera casi un monopolio natural, ya que las alternativas ofrecidas por otras empresas están lejos de ofrecer el mismo rendimiento,
Por si fuera poco, si H100 ha sido un éxito total, H200 ofrece un rendimiento muy superior, prácticamente garantizando su liderazgo en el sector en el mediano plazo.
A lo largo de la historia ha habido activos que se han multiplicado por 14 y no son burbujas. La razón es que sus valore fundamentales eran elevados, ya que acababan dando muchos beneficios, lo que termina arrastrando de forma positiva al precio el mercado.
Todavía estamos en una fase muy temprana en el ciclo de vida de la IA. Muchas cosas pueden pasar. Incluso, puede llegar otra empresa que se dedique a lo mismo y desbancar a Nvidia. Pero, por lo pronto no hay condiciones para pensar en que se pueda estar gestando una burbuja en torno a la inteligencia artificial.
James Salazar Salinas es actualmente Subdirector de Análisis Económico y Sectorial en CIBanco. Cuenta con 20 años de experiencia laboral tanto en el sector público, como el privado, dedicados al análisis, reporte, seguimiento y estimación de información económica y financiera. Es Economista por la Universidad Autónoma de Nuevo León, con maestría en Teoría Económica por el ITAM.
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