El suministro eléctrico es clave para que la reforma eléctrica cumpla con su objetivo final de reducir las tarifas a los consumidores, por lo que la discusión debe enfocarse en cómo lograr que las empresas que realizan esta actividad compren la energía al mejor precio.
Entre 50 y 70% del precio que pagan los consumidores por energía eléctrica es el costo de generación y el resto lo conforma el suministro, conformado por las áreas de transmisión y distribución, principalmente.
El suministro es un equipo especializado en análisis y pronóstico dedicado a manejar el riesgo de todas las variables en el sistema para asegurar un precio a los clientes, por lo que su prioridad debe ser comprar a quien se lo ofrezca más barato posible
comentó en entrevista Eleazar Castro, analista del sector energético.
La generación es el área responsable de originar la energía eléctrica y ponerla disponible en la red para que se vaya usando conforme se necesite.
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En cambio, el suministrador es el que vende la energía al consumidor final y le paga a toda la cadena que permite llegar el servicio a hogares y empresas.
Es decir, a las empresas dedicadas a la transmisión y distribución de electricidad, así como al Centro Nacional de Control de Energía (Cenace).
¿Quiénes son los grandes suministradores de energía?
Entre las empresas suministradoras más grandes del país se encuentran CFE Suministro Básico, Iberdrola, Acciona e Ienova. Las tres tienen su propia área de generación, por lo que la energía pueden comprársela a su misma empresa o a otra, dependiendo de la cantidad que requiera y el lugar al que va a proveerla.
En México, hay aproximadamente 100 generadores y 55 suministradores. Estos últimos se dedican a hacer proyecciones de demanda de electricidad para compararla y proveerla.
Si hay 50 clientes a las tres de la mañana que van a consumir tanta energía y a las cinco otra tanta, el suministrador tiene que saber a qué generador le va a comprar
explicó Castro.
Los suministradores pueden tener contratos con los generadores o comprar en el mercado de corto plazo, pero finalmente, el costo será trasladado al consumidor final.
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“Un generador está pensando en la estrategia para vender su energía para que le despachen y para mitigar el riesgo de que no venda al precio suficiente para evitar quebrar. Su prioridad es que le compren la producción”, comentó el analista.
El suministrador se enfoca en encontrar más clientes que consumen electricidad. Incluso, la CRE les pide pronósticos a 18 años de cuánto van a vender y cuánta energía van a necesitar para calcular cuánta energía va a requerir México.
Subastas de largo plazo deben permanecer
Para que los suministradores compren energía bajo dinámicas transparentes, la reforma energética del 2013 dio origen a las subastas de largo plazo, las cuales están vigentes, pero no se han realizado desde que inició el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Eleazar Castro destacó que las subastas de largo plazo impiden que los suministradores de servicios básicos realicen contratos con quién quieran, ya que deben pasar por un proceso competitivo de asignación que vigila el Cenace.
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Cuando se realizaron las subastas de largo plazo, se generó competencia y se rompió el récord de precios bajos en energías renovables, pero como están frenadas, los suministradores tienen que comprar en el mercado de corto plazo, también conocido como despacho económico, donde los precios pueden dispararse.
No podemos abandonar las subastas de largo plazo. Ayudan a tener precios estables y bajos que incentivan el uso de energías limpias. La asignación de los contratos a través de un modelo de optimización y no al dedazo es algo que tiene mucho valor en un país con alta corrupción
sostuvo Castro.
En el sistema de subastas de largo plazo participaba el Instituto Politécnico Nacional, quien validaba los resultados. Las subastas de largo plazo pueden ser de hasta 18 años, mientras que las de mediano plazo son de dos o tres años.
Reforma eléctrica, un retroceso de 20 años
Modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como lo propone la reforma eléctrica, representaría un retroceso de 20 años, de acuerdo con Castro.
“Me preocupa que estos esquemas que hemos trabajado desde hace más de 20 años y que hemos ido mejorando, no los podamos volver a tener. No es el mismo que reconstruyamos el sector desde donde estamos parados con los mecanismos que se existen, a tener que empezar de cero cambiando la Constitución”, advirtió.
Agregó que el mayor riesgo de los suministradores es que se disparen los precios del sector relacionados a la electricidad, por ejemplo, el gas natural que utiliza México para generar energía, el cual proviene de Texas.
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En febrero del 2021, los ductos de gas natural de Texas se congelaron debido al invierno, lo que disparó los precios de este combustible, respecto al costo establecido en los contratos de los suminstradores.
“En Texas hubo suministradores que quebraron ya que se elevó tanto el precio de la energía que les fue imposible pagar.