Alejandro Díaz de León enfrentó retos similares a los de sus predecesores como gobernador de Banco de México (Banxico); sin embargo, durante su estancia el tipo de cambio ha mostrado un mejor desempeño por un manejo más eficiente de la política monetaria.
EL CEO realizó un ejercicio en el que consideró los primeros cuatro años al frente de Banxico tanto de Alejandro Díaz de León como de Agustín Carstens (2010-2017) y Guillermo Ortiz (1998-2009).
De esta manera, si se consideran las proyecciones de la Secretaría de Hacienda de que el tipo de cambio cierre el año en 20.10 pesos el dólar, durante los cuatro años de Díaz de León frente a Banxico, el peso mexicano acumularía una apreciación de 2.61%.
En tanto, con Guillermo Ortiz, la moneda mexicana acumuló una depreciación de 13.1%; mientras que con Carstens se observó una moderada depreciación de 0.045%, en los primeros cuatro años de cada uno, de acuerdo con el precio de referencia de Banxico.
Durante esos periodos, el tipo de cambio pasó de 8.0650 a 9.16 pesos por dólar con Ortiz, y de 13.0820 a 13.09 unidades por divisa estadounidense con Carstens.
Si se considera el periodo completo de sus etapas como gobernadores de Banxico, con Ortiz se observó una depreciación de 61.6%, y con Carstens, de 42.64%.
El peso mexicano ha demostrado un comportamiento ordenado. Lo anterior muestra una resiliencia en las medidas adoptadas, que han sido pragmáticas en relación a la propia realidad económica y el contexto actual, basadas en una postura más heterodoxa de Díaz de León respecto a sus antecesores
expuso Román Moreno, profesor de la carrera de Economía en la FES Aragón-UNAM
Sin embargo, las proyecciones de Hacienda —que se publicaron en septiembre de 2021— no contemplan los movimientos recientes del tipo de cambio, relacionadas con el impacto en la economía de la variante omicrón y la reducción de estímulos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que en noviembre inició la reducción gradual de compras mensuales de bonos.
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Para una mejor perspectiva, la más reciente encuesta de Banxico mostró que el sector privado espera que el tipo de cambio finalizará 2021 en un nivel de 20.85 pesos por dólar. En el cierre interbancario del viernes, se ubicó en 21.3734 pesos por dólar.
Autonomía y reacción oportuna
Díaz de León enfrentó uno de los mayores retos en la historia de México, después de que el año pasado la economía nacional sufriera su caída más profunda en décadas en 8.4%, a causa de la pandemia.
No obstante, la reacción de Banxico y su autonomía fueron pilares para mantener la estabilidad del tipo de cambio.
Con Díaz de León así fue porque cuando lo propuso el presidente Enrique Peña Nieto, la duda era que estuviera a favor de sus políticas y lo que nos mostró en su mandato es que el banco central tuvo una estructura suficientemente sólida para aguantar ese cambio y mostró independencia, en línea con sus estatutos
dijo Jorge Gordillo, director de análisis económico de CI Banco
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El gran confinamiento provocó incertidumbre en los mercados financieros y dio pie a presiones inflacionarias a nivel global durante 2021. Ante este escenario, la reacción de Banxico para estimular el crecimiento económico y aminorar el impacto del alza de los precios ha sido la adecuada, aseguró el especialista.
En su última reunión de política monetaria, Banxico elevó por cuarta ocasión consecutiva su tasa de interés de referencia en 25 puntos base, para ubicarla en 5%, y algunos pronósticos apuntan a que hará un aumento de la misma magnitud en su próxima reunión el 16 de diciembre.
Para Moreno, el manejo de la política monetaria de Banxico con Díaz de León ha construido un entorno de confianza a través de mecanismos de comunicación mucho más claros, que se reflejan en una menor incertidumbre de los mercados y se traduce en una reducción de la volatilidad.
Las crisis de Ortiz y Carstens
Para Guillermo Ortiz y Agustín Carstens el escenario no fue mejor, pues tuvieron que enfrentar crisis económicas como la de 1995, cuando el peso se devaluó, y la de 2008, tras el colapso del mercado hipotecario en Estados Unidos.
En el periodo de Ortiz se cambió la Ley orgánica de Banco de México y se otorgó autonomía al ente monetario, además de que se pasó a tener un régimen de fluctuación flexible del tipo de cambio, en la que el precio de la divisa se determina mediante la oferta y la demanda del mercado, sin la intervención de la autoridad.
Después de la crisis conocida como el “Efecto Tequila” de mediados de los 90, los episodios de volatilidad se acentuaron sobre las cotizaciones del peso mexicano, particularmente entre el 2000 y 2008, como consecuencia de las crisis en Estados Unidos en 2001, aumentos extraordinarios en el precio del petróleo, la entrada de inversión extranjera directa y un incremento significativo de las remesas.
Carstens vivió los momentos más álgidos de la crisis financiera de 2008, que aún tiene estragos sobre la economía mundial, así como la elección presidencial en Estados Unidos en 2016 que desató una ola de aversión al riesgo en los mercados con la victoria del expresidente Donald Trump.
Una de las críticas al exgobernador de Banxico, quien ahora es gerente del Banco de Pagos Internacionales (BIS), es que en ese momento la Junta de Gobierno mantuvo la tasa de interés en mínimos históricos por un tiempo prolongado, a diferencia de los recortes que en ese momento empleó la Fed para impulsar el crecimiento económico.
Fue en su etapa como gobernador que el peso aceleró su depreciación y el tipo de cambio tocó por primera vez las 20 unidades por dólar.
Sin embargo, esto se presentó en momentos de alta inflación en México, cercanos a los niveles de 7% que se observan en la actualidad, por lo que Carstens tuvo poco margen de maniobra.
Se va al BIS y deja esta situación en términos de política monetaria con ciertos dejos de no poder mantener y generar una política mucho más estable
enfatizó Moreno.