Pfizer y BioNTech buscarán autorización para una tercera dosis de su vacuna contra el COVID-19 para reforzar su eficacia, mientras la variante Delta causa brotes devastadores en África y Asia, y los casos aumentan en Europa y Estados Unidos.
A medida que la pandemia gana un nuevo impulso, Japón anunció que los Juegos Olímpicos de Tokio se celebrarán sin público en los estadios y bajo estado de emergencia.
La variante Delta, identificada por primera vez en India y considerada la más contagiosa, está causando una aceleración de la pandemia que ya registra más de cuatro millones de muertos, según un recuento.
Eso llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a advertir que el mundo se encuentra “en un punto peligroso”.
Tercera dosis
Pfizer y BioNTech anunciaron el jueves que una tercera dosis tendrá un buen desempeño contra la variante Delta, y que buscarán pronto autorización en Estados Unidos, Europa y otras regiones.
Datos preliminares de una prueba en desarrollo mostraron que una tercera dosis incrementa los niveles de anticuerpos de cinco a diez veces más contra la cepa original del coronavirus y la variante Beta, hallada por primera vez en Sudáfrica, en comparación con las dos primeras dosis, según las compañías.
También dijeron que la dosis de refuerzo actuará de manera similar contra la variante Delta, pero que igualmente desarrollarán una vacuna específica contra esa cepa.
Las autoridades estadounidenses indicaron que aún están evaluando la necesidad de un refuerzo.
“Los estadounidenses que han sido completamente vacunados no necesitan un refuerzo en este momento”, mencionaron las agencias de salud.
También añadió que “estamos preparados para dosis de refuerzo siempre y cuando la ciencia demuestre que son necesarias”.
Decesos retroceden
Casi 16 meses después de una pandemia que trastocó al mundo entero, se acumulan más de 185 millones de contagios, según los balances oficiales que, en opinión de la OMS, pueden ser muy inferiores a la realidad.
La media diaria de decesos en la última semana fue de 7,870 y sigue retrocediendo poco a poco. La cifra de fallecidos está lejos de los 13,700 por día registrados a finales de abril y principios de mayo.
Sin embargo, las nuevas infecciones crecen tras casi dos meses de descenso (405,000 de media diaria, +9% intersemanal) por repuntes en países como Reino Unido, Indonesia y Rusia, castigados de lleno por la variante Delta.
En el hospital Mariinskaia de la ciudad rusa de San Petersburgo, la “zona roja” destinada a pacientes contagiados tiene casi todas sus 760 camas ocupadas. En apenas media hora en cuidados intensivos, los cuerpos de dos pacientes fueron retirados en bolsas mortuorias negras.
Pero “afortunadamente, la mayoría de los pacientes se salvan”, resaltó el jefe del servicio, Pavel Ermakov.
En Indonesia, con su sistema de salud desbordado, muchos ciudadanos acuden a la ivermectina, un tratamiento antiparasitario publicitado por algunas personalidades como remedio ante el COVID-19 a pesar de las recomendaciones oficiales en contra.
La situación sanitaria también se agrava en África, que “acaba de vivir la semana más desastrosa de la historia de las pandemias”, según Matshidiso Moeti, la directora regional de la OMS para ese continente.
También agregó que “lo peor está por venir, pues la tercera ola no cesa de expandirse de manera acelerada y gana terreno”.
Según el recuento de AFP, 43 de cada 100 personas en el mundo han recibido al menos una dosis contra el COVID-19, pero existen fuertes disparidades entre continentes como África (3.84) o Europa (71).