El impacto de la pandemia por COVID-19 es tal que no será hasta 2022 que se refleje una recuperación en las ventas en tiendas minoristas y departamentales, así como en la industria restaurantera y hoteles, estima la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) y representantes de la industria hostelera en México.
Si bien se espera que la recuperación a niveles previos a la crisis sanitaria será hasta dentro de dos años, en términos del Producto Interno Bruto (PIB) será hasta 2024 cuando se llegue a un nivel similar al de 2018, auguró Javier Salas, director de Estudios Económicos de la ANTAD.
En el marco de la presentación de Expo ANTAD y Alimentaria 2020, Salas reiteró que dado el cierre de algunos formatos de tiendas, en abril se registró una caída de más del 70%, un descenso que ha ido reduciéndose y que ha ayudado a que las ventas de ANTAD, en general, vayan al alza.
En el caso de los supermercados, aunque tuvieron un gran crecimiento en marzo por compras precautorias y por la preocupación que provocó el COVID-19, las ventas cayeron gradualmente y se estabilizaron en los últimos dos meses en un avance de alrededor de 4% nominal, cuando en marzo habían crecido más de 20%.
El directivo de ANTAD señaló que las tiendas departamentales han recuperado sus ventas gracias al e-commerce, mientras que la caída en el formato de tiendas especializadas se ha estabilizado en alrededor de 15% en los últimos dos meses.
Lo que ha ocurrido es que un factor que ha afectado las ventas es la caída en salario nominal, así como la pérdida de empleos, que hace que las familias hagan compras con más precaución para gastar que antes
Para Vicente Yañez, presidente de la ANTAD, lo relevante es ver hacia adelante y poder hacer una reactivación económica de manera urgente, pues el costo económico por la pandemia, así como la pérdida de empleos, es enorme.
Crisis impacta a restaurantes y hoteles
Aunque los semáforos de apertura han permitido la reapertura de los hoteles, los distintos criterios aplicados en los estados del país apuntan a una recuperación muy lenta y sería hasta 2022 cuando esta industria pueda alcanzar los mismos niveles de ventas de 2019, amén de ser un año recesivo, es decir, un año de cero crecimiento, aseguró Luis Barrios, director de Hoteles City Express.
El COVID-19 disminuyó en 90% los ingresos de la industria hotelera, con muchos hoteles cerrados y otros que se han mantenido solo con actividades esenciales desde que el gobierno declaró la pandemia.
En cuanto a la recuperación económica en esta industria, reconoce que no va a ser ‘pareja’ en todo el país, pues dependerá de las diferentes plazas y de cómo la economía se vaya reactivando.
Actualmente, esta industria calcula todavía ocupaciones bajas, en niveles entre el 20% y 25%, las cuales ‘siguen siendo raquíticas’ si se compara con la ocupación de un año normal, que se estima entre 60% y 65%.
En tanto, la industria de restaurantes calcula que se han cerrado alrededor de 90,000 establecimientos en todo el país desde que inició la pandemia.
Sin embargo, aunque ya se ha iniciado la reapertura de algunos sitios, el escenario de reactivación es complejo, pues si la situación del país no mejora, se podría llegar a tener 122,000 restaurantes cerrados al final del año, comentó por su parte Germán F. González, presidente de Directores de Cadenas de Restaurantes (Dicares).
El empresario comentó que tan solo en Ciudad de México existen alrededor de 7,850 restaurantes y en la zona metropolitana aproximadamente 9,000.
En el censo de 2019 se registraron cerca de 600,000 restaurantes en el país, de los cuales 96% son microempresas.
Además, aunque depende del tipo y formato de restaurante, las ventas en la industria registran una caída de 60%, aunado a que el nivel de ingresos está al 50%, en el mejor de los casos, lo que ubica a estos negocios por debajo de un punto de equilibrio, lo cual es difícil de sostener en periodos largos.
En valor, González calcula que la industria restaurantera perderá 100,000 millones de pesos durante 2020, en tanto que el número de empleos que podrían perderse al finalizar el año podrían alcanzar hasta 300,000.