Nota del editor: Este artículo es meramente informativo y no representa ninguna recomendación de inversión.

Los mercados financieros ofrecen a los inversionistas un abanico extenso de alternativas que se acoplan a distintas necesidades. Uno de los instrumentos más importantes son los derivados.

Los montos de liquidación pendientes de contratos en el mercado de derivados fueron estimados en 640 billones de dólares, al cierre del primer semestre del 2019, aunque el valor bruto de mercado de todos los contratos era de 12 billones de dólares, de acuerdo con datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).

Los derivados están integrados por productos como opciones, swaps o futuros. Los futuros son acuerdos en los que dos partes pactan comprar o vender un activo en una fecha específica a un precio establecido.

El precio de los títulos que se negocian depende -o derivan- del precio de otro bien, que se llama activo subyacente.

El activo subyacente puede ser alguna materia prima como granos, metales o petróleo hasta acciones, índices, tasas de interés, divisas o bitcoin.

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Antes de operar futuros es básico entender los instrumentos y lo qué replican. Los interesados deben estar conscientes qué clase de inversionista son: alguien que solo busca cobertura o si quiere especular, ya que de ahí se desprenderán las estrategias para lograr los objetivos. Además, no debe apalancarse, porque la pérdida puede ser superior a la que esperaba, de acuerdo con Felipe Pérez, académico de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.

Distintos inversionistas

Los operadores de futuros se dividen en dos grupos: los que buscan una cobertura y los especuladores. Los primeros acuden al mercado de futuros para limitar el riesgo asociado con la volatilidad de los precios, lo que facilitará su planeación de largo plazo.

Del otro lado, los especuladores aceptan el riesgo y la volatilidad de los precios para ganar ventaja de la dirección de un mercado particular.

Un contrato de futuro es versátil, ya sea para ocuparlo de cobertura o para especular. Lo que se debe de tomar en cuenta es el tema del apalancamiento y el margen, que juegan papeles importantes en la operación y puede incrementar el riesgo. El apalancamiento, no es dinero extra

dijo Cipactli Jiménez, inversionista privado.

El apalancamiento de los contratos de futuros se crea por medio de un pago en garantía llamado margen; con frecuencia es de 3 a 12% del contrato y da al operador una mayor flexibilidad y rendimiento del capital.

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Los futuros pueden ser atractivos por razones como la elevada liquidez, lo fácil que puede ser entrar y salir de una posición, y porque es muy económico operarlos

dijo Walter Buchanan, director de inversiones en SaveNest.

Las diferencias

Una de las principales diferencias entre operar futuros y acciones, es que los primeros se compran por bloques; en el caso de la renta variable, un inversionista puede comprar a partir de una acción.

El Chicago Mercantile Exchange (CME) es uno de los mercados de derivados más importantes del mundo. México cuenta con el Mercado Mexicano de Derivados (MexDer).

En el MexDer, cada contrato de futuros de dólares se vende por 10,000 dólares. Un contrato de futuros para el S&P/BMV IPC es de 10 pesos por cada punto del índice; al cierre del jueves sería de 377,345.20 pesos, cada contrato. Para tasas de interés, el contrato es de 100,000 pesos.

Otra diferencia es la forma de liquidación al vencimiento; todos los contratos de futuros tienen una fecha de expiración.

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En los futuros de índices, la liquidación es en efectivo o por diferencial. En el caso de futuros acciones, se puede liquidar en especie, es decir, al vencimiento del contrato, puede haber un intercambio por el número de acciones que ampara el contrato, comentó Buchanan.

Para las materias primas, como el petróleo, cuando un contrato expira, se entrega físicamente.