Cuando un grupo de inversionistas texanos le propuso a Caxxor Group formar parte de la primera refinería privada en México, el CEO, Carlos Ortiz, no lo pensó dos veces.
El proyecto lucía “altamente viable”, novedoso y redituable. Además, sus potenciales socios eran empresas públicas estadounidenses con experiencia en refinación y en el sector energético que buscaban el respaldo de National Standard Finance – fondo de inversión al que pertenece Caxxor – en un mercado donde la firma quería crecer.
La respuesta fue sí.
A partir de entonces, el conglomerado internacional fundado en México, con su base operativa en Nueva York, ha estado involucrado en el primer proyecto de refinación en el país que no forma parte ni trabaja de la mano con Petróleos Mexicanos.
El proyecto al que Caxxor se sumó en 2017, en pleno proceso de la Reforma Energética, planea iniciar operaciones en 2023 y tendrá una capacidad instalada para refinar 60,000 barriles diarios de crudo ligero traído de Texas en el estado de Tamaulipas – colindante en el lado mexicano – y atender la demanda de combustibles en el país.
Siempre se ha cuestionado si en México la refinación es negocio, y la respuesta es sí. Es un negocio muy importante en todos los países, si lo vemos desde un contexto global, y México no es la excepción
Carlos Ortiz en entrevista con EL CEO.
Un proyecto integral
Pese a que la refinería privada en sí misma sonaba atractiva, para Caxxor no era suficiente.
Por ello, al año siguiente se alió con la firma mexicana Coesa para la construcción de un plan portuario con terminales de almacenamiento en el municipio tamaulipeco de Soto la Marina.
El terreno donde se edificará este proyecto abarca casi 6,000 hectáreas en conjunto, que el desarrollador del puerto comenzó a adquirir en 2005.
“Juntamos a ambos desarrolladores para hacer un proyecto más complejo, más robusto, que tiene mutua viabilidad”, dice Ortiz.
Con la concepción de este parque industrial, la idea es que el combustible proveniente de Estados Unidos llegue a México vía marítima y se traslade, desde las instalaciones del parque industrial de Coesa hasta la refinería de Refmex, donde será procesado.
Caxxor Group prevé invertir alrededor de 3,500 millones de dólares con este proyecto en los próximos cinco años.
Hasta el momento, Caxxor no tiene en sus planes distribuir el combustible en territorio nacional, con miras de que otros jugadores se sumen a la cadena de valor.
“Nosotros no estamos interesados en llegar más allá, nuestro negocio es la infraestructura. Llegamos a la refinería, al puerto y tenemos recuperación sobre ello. No participamos en lo que sigue de la cadena; la intención es que otros jugadores participen ahí”, comenta Ortiz.
Tamaulipas es una de las entidades líderes en robo de combustible. Entre enero y julio de este año, se detectaron 784 tomas clandestinas en la zona, de acuerdo con datos de Petróleos Mexicanos obtenidos por EL CEO vía solicitud de transparencia.
Además, es uno de los estados más peligrosos y con mayor actividad de grupos del crimen organizado. Por ello, Ortiz asegura que las empresas involucradas en los proyectos están en estrecha coordinación con las autoridades federales.
“Son proyectos que tienen que ser consensados con las fuerzas de seguridad. Se tiene que tener una infraestructura adecuada de seguridad en la zona y una coordinación muy estrecha con las secretarías de Marina y de la Defensa Nacional; de otra manera sería imposible tener un proyecto de este tipo en la zona”, dice.
Entre permisos y construcciones
Para 2020, Caxxor espera que el proyecto ya cuente con todos los permisos para empezar la construcción del muelle en Soto la Marina, la primera instalación que quiere tener lista.
“A finales de 2020 veremos parte del puerto terminado, edificios, bardas, algunas instalaciones. Es un tema que nos va a llevar meses”, considera Ortiz, quien espera que la construcción de la refinería inicie en 2021 y termine en 2023.
Una vez que comiencen operaciones, el parque industrial generará más de 3,000 empleos directos y la refinería, 300, estima.
El proyecto ha contado con una buena recepción por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ha mostrado menos resistencia a su puesta en marcha que la administración de su predecesor, Enrique Peña Nieto.
Por este motivo, Ortiz se muestra optimista.
Nuestro proyecto no se contrapone con los proyectos que tiene el gobierno en materia energética; además, el razonamiento del gobierno y de los inversionistas coindice: esta es una industria que en México necesitamos fortalecer
Sobre la posibilidad de trabajar con empresas que operan en aguas nacionales, y no solo petróleo de Texas, Ortiz no la descarta. Sin embargo, asegura que la configuración tecnológica de la refinería privada solo permite procesar el crudo ligero.
“Sabemos que en el futuro se tiene previsto que eso puede cambiar y tener otras fuentes de abastecimiento. Por lo pronto se proyecta con la disponibilidad que hay hoy en día y los proveedores que se han sumado”, dice.