El despliegue de redes móviles en México de 4G, 4.5G y, eventualmente, 5G es resultado de la acelerada demanda de mayor conectividad.
Este escenario ha provocado que, al mismo tiempo, más personas accedan a servicios móviles, y también que el acceso de otras se limite a redes 2G y celulares de gama básica, conocidos como feature phones.
En los últimos cinco años, la adopción de dispositivos móviles de gama baja y media ha ido en aumento. Así, al cierre del segundo trimestre de 2019, el 40% de los equipos en funcionamiento son de gama baja, mientras que el 52% corresponden a equipos de gama baja.
Aunque se espera que la adopción de smartphones siga en aumento, aún en el mercado habrá espacio para los feature phones, que son equipos con funciones básicas como realizar llamadas y enviar mensajes de texto.
Esencialmente, estos equipos son de muy bajo costo, en alrededor de entre 250 y 800 pesos, según cálculos de The Competitive Intelligence Unit (CIU), quien también vaticinó que alrededor del 5% del mercado de dispositivos móviles concentrará a los feature phones en nichos muy específicos.
La entrada en vigor de la Reforma de Telecomunicaciones y Radiodifusión y la llegada de AT&T como nuevo rival de Telcel y Telefónica en México detonaron la reconfiguración del mercado de telefonía móvil, lo que a un lustro de distancia se refleja en las ofertas y precios de servicios.
Desde entonces, jugadores como Telcel y AT&T, principalmente, apostaron por el despliegue de redes avanzadas para ofrecer mejor conectividad, a la par de licitaciones de otras redes para ofrecer conectividad 4G a una mayor parte de la población.
La Red Compartida, un proyecto liderado por Altán Redes, debe alcanzar en 2024 una cobertura por encima del 92% de la población, una red de cuarta generación que resulta en cierta medida incompatible con la población cubierta bajo 4G, pero que no cuenta con un equipo ‘ad hoc’ para ese servicio.
En opinión de Gonzalo Rojon, socio director de The CIU, los usuarios que actualmente poseen un feature phone tendrá que comprar otro dispositivo cuando finalmente la tecnología supere el uso de ese tipo de dispositivos pues, de lo contrario, “se quedarían fuera del avance tecnológico”.
Aunque tanto AT&T como Telcel han presumido sus avances en redes 4G y 4.5G, para Ernesto Piedras, director general de The CIU, México aún tiene un rezago en la ‘G’. En su opinión, el país llega tres años tarde a la generación móvil más novedosa.
En ese sentido, sugirió que si fuera posible sacar un promedio, México tendría una conectividad de 3.5G, aunque aún hay zonas que apenas llegan a 3G. En su opinión, para cuando se avance a 4G, 4.5G y 5G, podría haber un plan para los más rezagados.
O en su defecto, ya se habrán reemplazado esos equipos, porque eventualmente se va a dar esa compatibilidad, aunque en la participación de mercado se refleja que el consumidor promedio está haciendo un esfuerzo por irse a gamas más altas, principalmente la media.
Internet (costoso) para Todos
Antes del plan de conectividad universal, en la administración de Enrique Peña Nieto se planteó otro proyecto de conectividad con la fibra óptica de CFE: la Red Troncal de Telecomunicaciones de México (Telecomm), un proyecto que finalmente se canceló y que conectaría al 80% de la población.
Para Piedras, si bien es positivo que la actual administración busque conectar a todo el país, considera que el enfoque está equivocado, dado que la visión es que existe un problema de cobertura, cuando en realidad, asegura, el 98% de la población ya tiene cobertura móvil.
No se trata de ‘iluminar’ con la señal, la cadena de conectividad implica señal, dispositivos, poder adquisitivo y habilidad digital, por lo que la barrera es más en dispositivos
dijo el director de The CIU.
En ese sentido, el economista señaló que la política pública de la conectividad universal debe partir, en principio, en determinar si la población no tiene acceso porque no puede pagar el servicio o porque no tiene cobertura.
En su opinión, los ahora desconectados son un segmento muy identificado que no goza de conectividad con dispositivos, y aunque la red de CFE Telecomunicaciones sea ambiciosa y de gran tamaño, “no va a llegar a hacer lo que el mercado ya hizo”, opinó.
Piedras aseguró que el problema inminente es la ‘última milla’, es decir, el servicio que llega al usuario final, por lo que lo ideal sería conectar comunidades de pocos habitantes por otras vías sin necesidad de que lo haga a través de una red nacional.
A la fecha, AT&T y Telefónica son los únicos que ya iniciaron un plan de apagón de 2G para migrar a sus clientes a 3G. Por su parte Telcel, el operador con más usuarios, es el único que no planea ‘apagarlo’, al menos en el corto plazo.