Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, sufrió esta semana duros golpes a la credibilidad de su mandato: disputas internas en el partido conservador lo llevaron a perder la mayoría en el parlamento y a tener que enfrentarse a un nuevo aplazamiento en su misión de abandonar la Unión Europea, incluso si no se alcanza un acuerdo.

El martes, la oposición presentó una orden provisional al vocero del parlamento para modificar la agenda del miércoles y permitir que se votara una moción para bloquear un brexit sin acuerdo. De forma polémica, el vocero aceptó presentar la orden a discusión y votación, lo que provocó protestas de los conservadores.

“Tories (apodo del partido conservador) rompen la convención con un plan para competir el asiento de John Bercow en la elección general.”

Esta decisión todavía no era catastrófica para Johnson, pues el partido conservador tenía que perder dos votaciones para que esto tuviera consecuencias: la primera para modificar la agenda del miércoles y la segunda sobre la propia moción.

Durante el debate de la orden provisional, Johnson vio como Philip Lee renunció al partido conservador para unirse al Liberal-Demócrata, eliminando la mínima mayoría que el partido gobernante tenía en la casa. A la rebelión de Lee se unieron 21 conservadores más -entre ellos el nieto de Winston Churchill- que votaron junto con la oposición, lo que trajo como castigo su expulsión del partido y la aprobación de la orden.

“Los 21 conservadores rebeldes que votaron contra el gobierno y serán seguramente expulsados del partido incluyen a ocho ex-ministros del Gabinete y el nieto de Winston Churchill”.

Johnson respondió con un discurso en el que solicitaba a la oposición llamar a elecciones adelantadas para el 15 de octubre, lo que requeriría aprobación de dos terceras partes del parlamento, pero Jeremy Corbyn (líder del partido laborista y, por tanto, de la oposición) explicó que su partido no estaría dispuesto a acceder a menos que se establecieran las condiciones para impedir una salida sin acuerdo.

El miércoles vio un disidente más del partido conservador y la aprobación de la moción para trasladar la fecha límite de Brexit del 31 de octubre al 31 de enero. La ley también contiene un adendum que permite volver a discutir la propuesta de acuerdo presentada por Theresa May al parlamento hace un par de meses. Este texto todavía debe ser revisado por la cámara alta, que se ha comprometido a dar su veredicto a más tardar este viernes.

La inclusión de la moción para volver a discutir el plan de May resultó polémica porque ocurrió debido a un error administrativo. Ahora, el plan tiene una oportunidad más de ser el “acuerdo por default”, en caso de ser aprobado por el parlamento en la siguiente votación.

“Qué??? Parece que la enmienda de Stephen Kinnock’s para dar a los Ministros un voto en el acuerdo de Theresa May acaba de pasar POR ACCIDENTE porque no había papeletas disponibles”.

Tras la votación, Johnson volvió a llamar a elecciones, a lo que Corbyn respondió que “el actual primer ministro dice tener una estrategia, pero no nos puede decir cuál es”, y refirió que debería ser el parlamento quien decida si se debe desechar este gobierno. Además, llamó a Johnson a hacer público su plan y permitir que los ciudadanos elijan mediante un nuevo referéndum o una elección general.

Jo Swinson, la líder del partido Liberal-Demócrata, pidió a los miembros del parlamento poner los intereses del país por encima de los de su partido, y expresó que no existe una mayoría clara que apoye ningún acuerdo (incluso dentro del partido conservador), por lo que este no es el momento ideal para una nueva elección. La propuesta fue sometida a votación y rechazada.

Los medios británicos siguen cuestionando a los miembros de la oposición sobre el momento ideal para llamar a unas elecciones que podrían traer al tercer primer ministro de Reino Unido en los últimos tres años. Como contexto: los anteriores tres tuvieron un mandato conjunto de 19 años.

Ahora, el siguiente paso será esperar si la cámara alta logra aprobar la prohibición de una salida sin acuerdo antes de que en el parlamento sea postergado.