En 2018 había 8,485 millones de dispositivos conectados a Internet en el mundo. De estos, el 57% corresponden a smartphones, que significan 4,836 millones de móviles conectados a internet, según el estudio Digital In 2018, realizado por Hootsuite.
Los dispositivos interconectados, que responden a la tecnología del Internet de las Cosas (IoT), estarán presentes en las casas mediante electrodomésticos y dispositivos de uso personal que se comuniquen entre sí y con conexión a internet.
La cifra para 2019 es más impresionante: habrá 42,000 millones de dispositivos interconectados y se espera que aumenten 8,000 millones más para el siguiente año, de acuerdo con Statista.
Pero conforme incrementa el número de dispositivos, también aumenta la desconfianza y preocupación por la privacidad de los datos que se generan mediante la interconectividad.
Internet Society y Consumers International realizaron una investigación donde encuestaron a consumidores de Australia, Canadá, Francia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos, de los cuales el 63% considera que los dispositivos conectados son “espeluznantes”, por la forma en que recopilan datos sobre las personas y sus comportamientos.
Incluso, la preocupación por la seguridad es grave al grado de disuadir al 28%, casi un tercio, de las personas que no poseen dispositivos inteligentes, a no comprar un dispositivo.
¿Quién debe hacerse responsable?
Los problemas de seguridad son lo suficientemente graves como para disuadir a casi un tercio (28%) de las personas que no poseen dispositivos inteligentes para que no compren uno, indica el estudio.
Debido al nivel de preocupación entre los propietarios y no propietarios de dispositivos, ambas organizaciones plantean que existe el potencial de que las empresas comiencen a utilizar mejores niveles de privacidad y seguridad como una forma de diferenciarse y generar confianza con los clientes actuales y futuros.
Perciben una gran oportunidad que también ayude a generar un entorno IoT más seguro para el consumidor.
Gran número de los consumidores considera que los reguladores (88%) deben garantizar los estándares de privacidad y seguridad, seguidos por los fabricantes (81%) y los minoristas (80%).
Jorge Tsuchiya, director general de la firma Netscout, comenta a EL CEO que la información del usuario podría estar en riesgo más por un tema de políticas y procesos en el manejo de información, que de tecnología.
Ejemplifica con Apple watch, el cual es un dispositivo de IoT que podría almacenar bastante información personal: promedio de ritmo cardiaco, ubicación, calorías, teléfonos.
El usuario debe estar informado del uso que esta compañía puede hacer de su información personal y si no está de acuerdo, pues no deberá activar estas características o declinar proporcionar su información. Segundo, es un proceso en la manera en la que el usuario está dispuesto a compartir esta información. En otras palabras, debe ser más consciente de los servicios o aplicaciones que está utilizando en sus dispositivos. Es un tema menos tecnológico y más de procesos y políticas, lo que realmente puede exponer al usuario
Jorge Tsuchiya, director general de la firma Netscout
Los resultados también sugieren que los consumidores están pensando en la necesidad de una regulación más formal en el mercado. El informe indica que es muy probable que esta demanda crezca a medida que la información sobre los riesgos asociados con los productos conectados se generalice.
“Existe una oportunidad real para que las empresas reconsideren cómo pueden fomentar la confianza de los consumidores en el mercado de IoT. Las compañías, ya sean fabricantes o minoristas, deben explorar cómo brindar garantías a los consumidores de que sus dispositivos y servicios son útiles sin cruzar la línea que podría contribuir a sentimientos de desconfianza”, señala el reporte.