El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, reconoció que hay riesgos de que la economía de la zona euro se desacelere durante un periodo prolongado, debido a las tensiones mundiales en materia de comercio, las amenazas geopolíticas y la volatilidad de los mercados emergentes.
“Los riesgos en torno al crecimiento del área del euro han cambiado a la baja por la persistencia de incertidumbres”, comentó Draghi en conferencia de prensa tras la decisión de política monetaria este jueves, en la que mantuvo las tasas de interés sin cambios, como lo esperaba el mercado.
“El ritmo de crecimiento a corto plazo probablemente sea más débil de lo previsto anteriormente”, añadió.
Draghi apuntó al fortalecimiento del mercado laboral de la región y el crecimiento de los salarios, que dijo que ayudarían a impulsar la inflación subyacente a mediano plazo.
“El factor clave a evaluar es la persistencia de la incertidumbre”, argumentó.
En medio de la creciente inflación y empleo en niveles récord en la zona euro, el Banco Central tomó la decisión a mediados de diciembre de finalizar su programa de compra de activos que durante cuatro años inyectó 2.6 billones de euros a la economía.
Sin embargo, el crecimiento tocó el techo y ahora parecen aumentar los riesgos y obstáculos, lo que sugiere que al BCE no le será fácil retirar medidas de estímulo y hasta podría verse presionado para retrasar su próximo paso de normalización de la política monetaria.
A pesar de esto, la institución financiera puede tomarse el tiempo para verificar las opciones, opinan economistas consultados, aunque un giro en las políticas del BCE hacia posiciones más relajadas, semanas después de terminar su programa de compra de deuda, parecería contradictorio.
“El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés clave del BCE se mantengan en sus niveles actuales al menos hasta el verano de 2019 y, en cualquier caso, durante el tiempo que sea necesario”, dijo el BCE en un comunicado, reafirmando su perspectiva futura para el precio del dinero.
Con la decisión del jueves, la tasa de interés del BCE para los depósitos a corto plazo, en la actualidad su principal herramienta de referencia para las tasas, permanece en -0.40%; mientras que el tipo principal de refinanciación, que establece el costo del crédito a la economía, se mantuvo en 0.00%, mientras que la facilidad marginal de crédito sigue en 0.25%.
La posición del banco de un alza de tasas después del verano no está ahora sincronizada con las expectativas del mercado, que apunta a que la primera subida de tasas sería a mediados de 2020.
Sin embargo, las autoridades del BCE han restado importancia a esta desconexión y han argumentado que las condiciones económicas tendrían un impacto en la decisión final y que los precios del mercado simplemente reflejan las perspectivas cambiantes.