El 2018 fue un año difícil para el sector automotriz en México, pero para Jaguar, Volvo y otras marcas de lujo la historia fue muy diferente.
En noviembre, las últimas cifras disponibles, las ventas generales de autos nuevos en México hilaron 18 meses de caídas, según datos del Inegi. Y de acuerdo con estimaciones de analistas consultados, el sector en general tendrá una caída de alrededor de 7% en sus ventas de 2018 contra las del año previo.
Sin embargo, algunas marcas de lujo lograron desligarse de la tendencia.
Las ventas de Land Rover y Jaguar (dos marcas que pertenecen a la misma empresa, pero reportan sus cifras de manera separada) acumularon un aumento de 200 y 120% respectivamente de enero a noviembre de 2018, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
Por el contrario, las automotrices que tuvieron las mayores caídas fueron Volkswagen y Ford, con descensos de alrededor de 15% cada una en el mismo periodo, seguido por Nissan con una caída de 14%, FCA con un retroceso de 11% y General Motors con una caída de 9.5%.
Las tasas de crecimiento de las marcas de lujo son muy superiores a las de las marcas de autos masivos aunque, medido en unidades, las marcas masivas venden más. Por ejemplo, Land Rover vendió alrededor de 1,200 unidades de enero a noviembre de 2018, frente a las más de 280,000 que vendió Nissan en el mismo periodo.
Eso obligó a Nissan a adaptar sus planes en el país. La empresa anunció en diciembre que despedirá a 1,000 empleados de sus plantas de Morelos y Aguascalientes por las condiciones “retadoras” del mercado mexicano, donde cuenta con cuatro plantas de manufactura.
Hay quienes consideran que el ajuste es solo eso y no algo más grave como una crisis del sector.
Estamos un poco extremos cuando hablamos de crisis
Raúl Peñafiel, director General de Jaguar Land Rover México.
Pero los participantes del sector todavía no saben si Nissan será la única o la primera que reajustará operaciones.
Comprar un auto es cada vez es más caro
Comprar un auto a crédito se ha vuelto cada vez más caro y eso impacta principalmente a los autos masivos.
En México, siete de cada 10 autos se venden con préstamo, según la AMDA. Y el alza de la tasa de referencia del Banco de México, que pasó de 3.25% en 2016 a 8.25% en 2018, hizo que los créditos, incluido el automotriz, se hicieran más caros, lo que pudo o bien desanimar al consumidor o limitar su acceso a financiamiento.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores a octubre de 2018, las instituciones financieras cada vez prestan más caro.
Para NR Finance México, una de las instituciones más importantes en la colocación de crédito y que promueve la compra de autos Nissan, Renault e Infiniti, los préstamos a tasas desde 10 y hasta 20% representan el 80% del total de sus financiamientos, un porcentaje mayor que el 77% que representaban en 2016.
Al mismo tiempo, los créditos de tasas más bajas que van de 0 a 10% ahora representan 16% de su cartera, desde un 22% que representaban en 2016.
Algo similar pasa con BBVA Bancomer, otro de los grandes jugadores del sector. Para el banco, los créditos de auto a tasas menores de 10% ahora solo representan 5% de su cartera, desde un 15% que representaba en 2016. Mientras que los créditos más caros, con tasas de 10 a 20%, representan hoy 95% desde aquel 85% que representaban dos años antes.
“A mí me asaltaron, me robaron mi coche y no he podido comprar uno nuevo. Los créditos están carísimos. Ahorita me ofrecen un crédito a una tasa de 17.5%”, dijo una consumidora.
Entonces, ¿qué hicieron bien las marcas de lujo?
El financiamiento es importante para todo tipo de autos, pero al hablar de los autos de la gama más alta, estos dependen menos del crédito, dijo Gerardo Gómez, director y Country Manager en México para la consultora J.D. Power.
De acuerdo con Raúl Peñafiel, de Jaguar Land Rover, el 25% de sus ventas se hacen con crédito en la concesionaria (créditos otorgados a través de concesionario y excluyendo los préstamos directos con instituciones financieras). El promedio de la industria es de 70%.
La menor dependencia al crédito ayudó, pero no fue el único factor. Jaguar Land Rover, por ejemplo, cambió su modelo de negocio en 2018 al convertirse de importador a una filial. Es decir, el negocio local ahora es operado directamente por la compañía inglesa y no por un tercero.
En términos prácticos, eso significa que la empresa ahora puede absorber los riesgos cambiarios y vender los autos en pesos en lugar de dólares, por ejemplo.
“Jaguar Land Rover ha hecho la inversión de comprar el negocio al importador”, dijo Peñafiel. “Con eso puedes asumir algunos riesgos que un importador no asumiría a nivel pricing”.
Otra empresa que hizo cambios de fondo fue Peugeot México, filial del grupo automotriz francés Groupe PSA, que de enero a noviembre tuvo un alza de 8.7% en sus ventas.
En febrero de 2017, la empresa nombró a Igor Dumas como director general y ahí comenzó una transformación. Desde entonces renovó su red de concesionarios y el cambio consistió en evaluar el desempeño de cada punto de venta.
Con base en eso, la compañía decidió entre darle un punto de venta a un inversionista nuevo, reubicar otros puntos de venta o dejarlo en el mismo sitio, pero cambiar de operador, explicó Gerardo Carmona, director de Mercadotecnia de la empresa.
Además, en septiembre del año pasado Peugeot terminó su alianza con BNP Paribas e inició una nueva con Santander México para dar crédito automotriz.
Para 2019, los participantes del sector prevén que las ventas se estabilicen al eliminarse la incertidumbre del año electoral, que también fue un factor que mermó la confianza de los consumidores.
De acuerdo con Deloitte, México es el mercado de lujo más importante de Latinoamérica. “Se espera que el consumo de bienes de lujo crezca en los próximos años gracias al incremento en el número de millonarios viviendo en el país, así como consumidores de nivel socioeconómico medio con un mayor poder adquisitivo”, dijo la firma en su estudio Global Powers of Luxury Goods 2018.