En la construcción del Tren Maya, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) llevará la voz cantante. A pesar de que, por vocación, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes debería encargarse del proyecto, el futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene argumentos para dejarlo en manos del organismo que encabezará Rogelio Jiménez Pons.
La primer explicación es financiera. Cerca de 49% del proyecto se financierá vía el mercado bursátil, a través de una Fibra, la cual será respaldada por el impuesto al turismo y por algunos de los desarrollos del Fonatur.
“Ya no vamos a vender ni comprar terrenos, vamos a sacar la Fibra del Tren Maya que permita llevar proyectos que sí tienen valor en el mercado”, dijo recientemente Jiménez Pons.
Detalló que este instrumento se utilizará para financiar y desarrollar solo las estaciones y proyectos cercanos a la zona, mientras que el capital para el desarrollo del tren se obtendrá como estaba previsto: de los fondos de Fonatur.
Andrés Manuel López Obrador dijo el lunes que defenderá el proyecto –del que prácticamente no se sabe nada– antes de la consulta ciudadana a la que convocó los días 24 y 25 de este mes. Incluso, ya puso fecha al inicio de la construcción: el 16 de diciembre.
El Tren Maya es un proyecto “importantísimo para el desarrollo económico, social y cultural del sureste, que es una región que ha estado muy abandonada”, dijo el mandatario el lunes tras un encuentro con los gobernadores constitucionales y electos en la región.
Poco se sabe de la viabilidad del tren, asentado en su Proyecto de Nación 2018-2024, y no se conocen los estudios de impacto ecológico y social. Sin embargo, una de las pocas cosas que sí se han hecho públicas es que será el Fonatur y no la Secretaría de Comunicaciones y Transportes será quien lo encabezará.
Esta decisión también obedece a una lógica meramente política que ha sido una constante en la forma de gobernar de López Obrador, coinciden expertos consultados por EL CEO.
El Tren Maya se está promoviendo como un proyecto turístico para “quitarle presión” a la SCT, que está en los reflectores por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, considera Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).
López Obrador “está vendiendo (el Tren Maya) como si fuera un proyecto meramente turístico, pero el trasfondo es impulsar una estructura petrolera para conectar Salina Cruz con Coatzacoalcos”, que actualmente es un lugar clave para la industria petroquímica, explicó.
El presidente electo ya ha utilizado esta estrategia en el pasado, afirma Martínez. Cuando López Obrador gobernó el Distrito Federal, asignó el proyecto del segundo piso del Periférico a la Secretaría de Medio Ambiente (a cargo de Claudia Sheinbaum), en lugar de a la dependencia encargada de obras públicas, dijo.
“Citando a Cosío Villegas, el tema está en la forma de gobernar”, subrayó.
Liberar presiones
Para Gustavo López Montiel, profesor del Tecnológico de Monterrey, uno de los factores clave para comprender por qué Fonatur tendrá el liderazgo de este proyecto es la “facilidad política”.
“A diferencia de la SCT que tiene muchos proyectos y es mucho más visible (por la carga de recursos que tiene), Fonatur tiene un perfil distinto”, explicó.
Fonatur es un instrumento para el desarrollo de la inversión turística en México. Dentro de sus actividades están la generación de nuevos proyectos turísticos sustentables, competitivos y productivos; el fomento a la inversión turística y la elaboración de proyectos de infraestructura para el desarrollo de proyectos turísticos, indica su sitio web.
“Las dependencias públicas pueden hacer distintos tipos de proyecto dependiendo de sus enfoques. En este caso, la decisión de que sea Fonatur se debe fundamentalmente a que no solo es de infraestructura, sino turístico”, dijo López Montiel. El especialista no descarta que la SCT participe en alguna parte del proyecto, aunque lo ve poco probable.
El posible costo
A pesar de que Andrés Manuel López Obrador tiene la facultar para elegir qué dependencia estará a cargo del proyecto, el privilegio de la lógica política sobre la económica preocupa a algunos.
“Muchas de las decisiones que se están tomando privilegian la política sobre la economía. Esto resulta llamativo, pero en términos políticos podría ser muy grave pues genera distorsiones e incertidumbre”, estimó Paul Valdés, director de la consultora Parámetro.
El analista consideró que es la SCT quien debería definir la obra, pues hay que estudiar el costo-beneficio de la obra y los estudios de impacto ambiental, factibilidad y movilidad del Tren Maya.
“Es mucho más complejo de lo que aparenta ser esta obra de tren turístico”, dijo.
“Teóricamente, una de las fortalezas del Tren Maya es la promoción turística que podría darle a ciertos estados del sureste, principalmente a Yucatán y Quintana Roo, que tienen una infraestructura turística instalada, pero fuera de esos estados no sabemos y será viable financieramente”, dijo.
En contraste, Ignacio Martínez estima que el proyecto será beneficioso para el sureste, ya que permitirá detonar su economía.
El Tren Maya comenzaría a construirse el 16 de diciembre en Palenque, Chiapas.