Novartis y Pfizer se unieron para desarrollar fármacos para una enfermedad hepática que según muchas farmacéuticas creará un mercado sumamente lucrativo, ya que está relacionada con las epidemias de la obesidad y la diabetes.
Las farmacéuticas anunciaron el lunes que colaborarán para desarrollar terapias combinadas con medicamentos en los que han estado trabajando por separado para tratar la esteatohepatitis no alcohólica (NASH, por sus siglas en inglés).
La también llamada enfermedad del hígado graso no tiene tratamientos aprobados y se podría convertir en la principal causa de trasplantes de hígado al 2020.
La NASH, que está estrechamente relacionada con la obesidad y la diabetes, se está convirtiendo en un importante problema de salud a nivel mundial, especialmente entre la población con dietas basadas en alimentos grasos. Si no se controla, puede provocar una cirrosis avanzada e insuficiencia hepática.
Fabricantes de medicamentos como Pfizer, Novartis, Gilead Sciences y Allergan ven un potencial mercado de entre 20,000 y 35,000 millones de dólares, según algunas estimaciones, como una fuente de crecimiento futuro.
Varias empresas pequeñas se han centrado en los tratamientos para combatir el hígado graso y están muy por delante en sus esfuerzos frente a Pfizer y Novartis, entre ellas Intercept Pharmaceuticals y Genfit.
Si bien los estudios han demostrado que el aumento de la actividad física y la alteración de los patrones dietéticos pueden ser una primera línea de defensa contra la enfermedad, Eric Hughes, quien dirige el programa de desarrollo de hepatología de Novartis, ha visto de primera mano la necesidad de contar con más opciones farmacéuticas.
“Como médico, les hablo a todos sobre (la importancia) del ejercicio, los cambios en el estilo de vida y la dieta”, dijo Hughes. “Esta es una epidemia de 38 millones de personas en Estados Unidos y tratar a todas aquellas personas que están avanzadas en su enfermedad requiere terapia”, agregó Hughes.