Para hacer frente a las aspiraciones de China para dominar el sector tecnológico del futuro, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva para pedir a las agencias gubernamentales priorizar el desarrollo de la inteligencia artificial.
En medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que tiene tensos a los mercados desde hace meses, la orden de Trump muestra la insatisfacción de Estados Unidos frente al plan “Hecho en China 2025”, que consiste en convertir al país asiático en una potencia en computación, biotecnología y más.
Sin embargo, el medio estadounidense Axios considera que la medida también podría ser un intento de Trump para presionar una resolución del conflicto comercial.
¿Con qué dinero?
Trump no reservó dinero nuevo en su orden ejecutiva. Cuando Axios preguntó cómo se financiaría la iniciativa, un alto funcionario de la administración dijo que el dinero es competencia del Congreso.
Y es que esto no es del todo cierto, ya que si bien es el Congreso quien se encarga del presupuesto, la Casa Blanca también tiene la facultad de mover dinero.
“Si pueden encontrar 5,000 millones para un muro fronterizo, deberían poder encontrar unos pocos miles de millones para la base de nuestro futuro crecimiento económico”, ironizó el experto en política y tecnología del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, William Carter, citado por el medio estadounidense.
Un gasto raquítico
De acuerdo con Bloomberg, el gasto de investigación y desarrollo de inteligencia artificial del Pentágono ha aumentado de 1,400 a 1,900 millones de dólares en los últimos dos años.
Si bien los números exactos de la inversión china son difíciles de conseguir, tan solo dos ciudades chinas, Shanghai y Tiajin, se han comprometido a gastar alrededor de 15,000 millones cada una.
Un elemento del financiamiento es construir y mantener la superioridad del talento, y la educación es un pilar de la orden ejecutiva de Trump, por lo que una cuestión clave es si las amenazas para frenar la inmigración y dificultar la asistencia de los estudiantes extranjeros a las escuelas de los Estados Unidos restará valor a la competitividad de los Estados Unidos, explicó la becaria adjunta de CNAS, Elsa Kania.