El mayor logro de Elon Musk no es Tesla, Space X o The Boring Company -por ahora-. Pero sí lo es Paypal, la empresa pionera en el procesamiento de pagos por internet que cofundó en el año 2000 y que encabezó la primera ola de tecnología financiera (fintech).
(En México) olvídate de que podamos encontrar a un Elon Musk
Eugenio Perea, director de PerSe Capital, una company builder especializada en fintech y otros sectores tecnológicos.
Musk tuvo una ventaja a su favor que le permitió crecer como la espuma: la falta de un marco regulatorio integral y uniforme. La regulación es un factor clave de la actividad financiera, pero también puede decidir la viabilidad de distintos modelos de negocio.
La opinión de Perea encuentra su argumento en la publicación del primer tramo de reglas secundarias que sustentan a la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera (ITF), recién entrada en vigor. Principalmente en los montos mínimos de capital, uno de los puntos más ríspidos y hoy requisito indispensable para que las nuevas Instituciones de Tecnología Financiera (ITF) puedan obtener la autorización para operar.
Las disposiciones publicadas en septiembre establecen que las empresas de financiamiento colectivo y fondos de pago electrónico que hayan sido autorizadas para realizar solamente un tipo de operación, deberán contar con tres millones de pesos. Las que realicen operaciones con activos virtuales o moneda extranjera, o bien, operen, diseñen o comercialicen instrumentos financieros derivados que tengan activos virtuales, deberán contar con 4.3 millones de pesos.
Pensando en la realidad del país, no todos disponen de ese capital mínimo para solicitar una licencia de operación. ¿Cómo van a poder levantar inversión si no van a poder probar su modelo de negocio? Porque con un usuario que tengan estarán infringiendo la ley
Jorge Ortiz, inversionista y fundador de la asociación Fintech México, que impulsó la regulación hace tres años.
Perea por su parte tiene una teoría: “la banca pudo haber tenido inferencia en la legislación para que los favoreciera y así ellos poder desarrollar sus fintech. Piensan que el mercado, aunque no lo atiendan, es de ellos”.
El también ex CEO de PagoFácil, una startup procesadora de pagos en internet, asegura que los capitales mínimos no representan un problema para las instituciones tradicionales, las cuales podrían lanzar sus propias startups en el sector como un spin-off.
Además estima que muchas morirán, porque son pocas las cuentan con tres o cuatro millones de pesos.
En México, al menos 30 empresas realizan operaciones de fondeo colectivo o crowdfunding y otras 75 realizan actividades de fondos de pago electrónico, de acuerdo con el Radar Fintech de la organización latinoamericana Finnovista.
Tomás Álvarez, director general de Volabit, plataforma que permite comprar criptodivisas o activos virtuales, como ahora lo designa la Ley Fintech, apuntó que otro problema es que el proceso para regular una empresa concentrará los esfuerzos de los integrantes de la startup “en el papeleo y no en el desarrollo o innovación de sus servicios”.
No es tanto impedimento
Para el director general de supervisión de participantes en redes de la CNBV, Federico Borrego Merodio, los capitales mínimos están consensuados con los participantes, interesados y asociaciones del ecosistema y no representan una barrera para la integración de nuevas startups.
“Establecen un buen piso para mantener la estabilidad, que es lo que nos importa como comisión. Tenemos que asegurar la estabilidad de estas entidades para que puedan permanecer y evitar algún tipo de problema”, dijo a EL CEO.
Pero los inversionistas y participantes de la industria simplemente no piensan igual e incluso consideran que se dará un cierre a la innovación, a nuevos participantes y a nuevos emprendedores que podrían desarrollar un caso de éxito tan significativo como lo fue PayPal hace casi 20 años.