Existe una fórmula que permitió que hoy Uber valga 62,000 millones de dólares, Airbnb unos 31,000 mdd y Lime -la startup de scooters eléctricos- más de 1,000 mdd: la innovación combinada con una falta de regulación.

Si cuando estas empresas fueron creadas y desarrolladas hubiese existido una regulación que prohibiera pedir un servicio de taxi a través de un smartphone, compartir casas con extraños o hacer uso de un monopatín compartido, ninguna de las empresas antes mencionadas existirían.

De acuerdo con Juan Luis Hernández Conde, socio del despacho de abogados especializado en startups de tecnología Novus Concilium, existe una relación ‘entre menos regulación y mayor disrupción’.

Uber o Airbnb fueron startups que tenían pocos recursos. Al tener poca o ninguna regulación que interviniera con sus modelos de negocio, les permitió desarrollar y entrar a nuevos mercados

Juan Luis Hernández Conde, socio de Novus Concilium.

En México no ha sido la excepción. Empresas como Aventones o la misma Fondeadora pudieron crecer, ser exitosas y posteriormente ser adquiridas por BlaBlaCar y Kickstarter, gracias al desarrollo que registraron previo a tener una regulación encima.

Quizá si hubiese existido una legislación de movilidad y otra de fintech para cuando surgieron, no habría sido posible su compra e incluso existencia.

La razón principal, detalló Hernández Conde, tiene que ver con los costos que representa para una startup ajustarse al marco legal.

El abogado explicó que entre más regulaciones por cumplir, son más altos los costos para una compañía.

Dejemos innovar

Uno de los mayores dilemas que enfrentan las autoridades está en proteger a los usuarios de nuevos servicios proporcionados por startups o dejar desarrollar a los emprendimientos.

El letrado aseguró que lo mejor que pueden hacer los reguladores antes de dictar leyes es ver cómo se desarrollan los emprendimientos, la misma industria y los impactos que generan a la sociedad.

Si tienen que cumplir una serie de reglas para explorar un mercado que le sube el costo del cumplimiento regulatorio, a muchos emprendedores nos les va a hacer sentido emprender porque no tienen el dinero y a muchos inversionistas no les va hacer sentido invertir porque todo la inversión se va ir en abogados

Juan Luis Hernández Conde, socio de Novus Concilium.

La delgada línea

Sin embargo, Hernández Conde recomienda a los emprendedores que antes de desarrollar un negocio o lanzar un producto se asesoren sobre las implicaciones legales que el modelo de negocio o prototipo podrían enfrentar.

De acuerdo con CB Insights, la plataforma de datos financieros y de inversión, una de las 20 razones por las que quiebra un startup tienen que ver con los retos legales. Otra de las causas es al pivotear o tratar de cambiar de modelo de negocio o industria.

“Es importante que antes de que lances el producto al mercado te asesores con un abogado porque después si es ilegal lo que haces te saldrá mas caro cambiar los productos o de industria o pivotear”, refirió.

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